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  2. Venganza contra mi Amante de la Mafia
  3. Capítulo 55 - 55 Sabotaje
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55: Sabotaje 55: Sabotaje Las amenazas finalmente quedaron atrás, y por primera vez en semanas sentí un destello de verdadero poder.

Me senté en el estudio silencioso de nuestra casa, con el suave zumbido del aire acondicionado como único sonido mientras miraba las notas y impresiones dispersas sobre la mesa.

Marion acababa de salir de la habitación después de nuestra cena tardía, y sabía que era hora de actuar según el plan que había estado armando cuidadosamente durante tanto tiempo.

Respiré profundamente y caminé hacia la sala donde Marion estaba revisando algunos documentos.

—Marion —dije con firmeza—, quiero comenzar mi venganza contra Gonzalo.

Él levantó la mirada, sus ojos serenos y pensativos.

—¿Venganza?

—preguntó, arqueando una ceja—.

Dime qué tienes en mente.

Me senté a su lado, mis manos temblando tanto de ira como de determinación.

—He estado recopilando pequeños fragmentos de información durante un tiempo, reuniendo cada pedazo que pude encontrar —expliqué con voz baja pero clara—.

Y finalmente sé cómo comenzar su destrucción.

Una pequeña y orgullosa sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Marion.

—Siempre supe que eras ingeniosa, Selena —dijo suavemente—.

Pero recuerda, este es un territorio peligroso.

Debes usar la identidad falsa que creamos.

No puedes permitir que nadie perciba lo que realmente estás tramando.

Asentí sin vacilar.

—Te lo prometo, Marion.

Me adheriré a cada palabra.

He hecho mi tarea, y he descubierto que Gonzalo está programado para hacer un intercambio de armas el 30 de marzo de 2034.

El trato es delicado, y si puedo convertirlo en caos, será el comienzo perfecto.

Los ojos de Marion se abrieron con sorpresa y admiración.

—Eso es brillante —murmuró—.

Gonzalo es conocido como un hombre respetable en el mundo de la mafia, y su honor y riqueza lo significan todo para él.

Verlo perder ambos le dolería más que cualquier bala o traición.

Me incliné más cerca y bajé la voz.

—He estado estudiando los datos encriptados, el tipo que él usa para proteger sus negocios.

Con las habilidades que he aprendido, hackeé su sistema.

No podía creer lo fácil que fue.

Casi parecía que estaba esperando a alguien como yo.

Una mezcla de emoción y rabia surgió en mí al recordar el momento.

Sentada frente a mi computadora esa noche, había visto líneas de código encriptado disolverse bajo mis pulsaciones.

La pantalla se había llenado con los detalles de su transacción planificada, la hora, el lugar, los nombres en ambos lados del trato.

Rápidamente había hecho copias de los datos, asegurándome de tener pruebas de su operación.

—Logré cortar el trato por ambos extremos —continué, mi voz volviéndose más firme mientras relataba cada detalle—.

Envié señales falsas a ambas partes.

Los compradores y los vendedores están ahora en caos.

Gonzalo va a perder mucho dinero, y su amor propio recibirá un golpe aún mayor.

Marion extendió la mano y apretó la mía.

—Estoy muy orgulloso de ti, Selena.

Este es el comienzo de la caída de Gonzalo.

Pero por favor, ten cuidado.

Este tipo de sabotaje puede tener consecuencias impredecibles.

Recuerda, usa tu identidad falsa en todo momento, y no bajes la guardia.

Sonreí, aunque la sonrisa estaba impregnada de amarga determinación.

—Lo sé.

No cometeré errores.

Hice esto por la vida que perdí, por todo el dolor que me causó.

Cada vez que pienso en mi familia, en lo que me fue arrebatado, obtengo la fuerza para hacer esto.

La expresión de Marion se suavizó con simpatía y admiración.

—Tu fuerza es lo que lo llevará a la ruina, Selena.

Vas a hacer que pague.

Esa noche, regresé a mi computadora, sola en la tenue luz de mi estudio.

La habitación estaba en silencio excepto por el rítmico tecleo mientras trabajaba bajo mi nueva identidad.

Verifiqué dos veces cada pieza de información, asegurándome de que los mensajes falsos que envié realmente habían creado una brecha en la operación de Gonzalo.

El plan era simple pero astuto: al interferir en su intercambio de armas, podía traer el caos al corazón de su imperio.

Configuré un recordatorio en mi teléfono para el 29 de marzo, para estar lista al día siguiente para monitorear las consecuencias.

Cada momento de ese día, observé las conversaciones en línea en los rincones oscuros de las redes de la mafia, esperando la primera señal de disrupción.

La identidad falsa que había construido se había convertido en mi escudo, una máscara que me permitía actuar sin miedo a ser rastreada hasta mi verdadero yo.

Horas más tarde, cuando el reloj se acercaba a la medianoche, me recliné y dejé escapar una risa temblorosa de triunfo.

—Está funcionando —susurré para mí misma—.

Gonzalo va a perder todo lo que aprecia.

Recordé las innumerables noches que había pasado examinando documentos, las horas de insomnio llenas de investigación y determinación.

Mi corazón dolía cuando recordaba a mi familia, la vida que había perdido por sus acciones.

Las lágrimas brotaron en mis ojos, no de debilidad, sino de un feroz deseo de justicia.

Me las sequé y miré la pantalla una última vez, sintiendo tanto una profunda tristeza como una profunda sensación de satisfacción.

Los días que siguieron fueron una mezcla de tensión y tranquila anticipación.

Mantuve mi doble vida con cuidado, nunca permitiendo que nadie viera la ardiente resolución detrás de mis ojos.

En conversaciones con Marion, a menudo insinuaba mi progreso, y él asentía con una mezcla de precaución y orgullo.

Cada nueva pieza de información era un paso más cerca de destruir al hombre que había arruinado mi vida.

Pasé horas revisando cada pieza de evidencia, cada registro del sistema hackeado, hasta que estuve completamente segura del caos que había puesto en marcha.

La identidad falsa que usaba me permitía hablar libremente en los círculos de la mafia en línea, para ver cómo la red de Gonzalo se desmoronaba desde dentro.

Sus asociados estaban desconcertados, sus compradores y vendedores en desorden.

El efecto dominó de mi sabotaje comenzó a mostrarse, cancelaciones repentinas de acuerdos, acaloradas discusiones en chats encriptados y rumores susurrados de traición.

Una noche, mientras estaba sentada con Marion en nuestro tranquilo estudio, lo miré y dije:
—Esto es solo el comienzo.

Una vez que el intercambio se desmorone por completo, Gonzalo se verá obligado a revelarse.

Perderá no solo su dinero sino también el respeto que ha construido a lo largo de los años.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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