- Inicio
- Rudo y Redimido: Domando a su Rey Motociclista
- Capítulo 145 - 145 Capítulo 147 LYON
145: Capítulo 147: LYON 145: Capítulo 147: LYON —¿Dónde está mamá?
—preguntó Kat cuando me di la vuelta, ya estaba arriba.
—Tuvo que irse, ¿qué le dijiste a Caitlin?
—intentó mirar alrededor mío hacia la habitación, pero la hice retroceder hasta que llegamos a nuestro cuarto.
—Nada todavía, estoy esperando que me cuentes el resto.
Empezó con esa mierda de retorcerse las manos y se mordió el labio.
Normalmente, eso de morderse el labio me pondría la polla dura como una roca en un segundo, y no estaba seguro si no lo estaba haciendo para distraerme.
—Para eso.
—Le saqué el labio de entre los dientes.
—Los chicos pensaron que sería divertido molestarla, ya sabes, le quitaron la mochila y no se la querían devolver, cosas así, y uno de ellos la invitó a salir y cuando ella dijo que no, le dijo cosas feas.
—Voy a arrasar con esa puta escuela, ¿quién fue?
—Colton, yo me encargué de eso, el chico dijo que lo sentía, que no había querido asustarla.
Estaba avergonzado, Colt, porque ella lo rechazó frente a sus amigos.
—Me importa una mierda, Kat —¿Está loca o qué?
—Colton, shh; Caitlin no quiere que hagas nada, no la avergüences.
—Me agarró de la camisa para evitar que saliera de la habitación.
—¿Qué coño te pasa, Kat?
¿Se meten con mi hija y esperas que haga qué?
—Pero Colt, solo son niños.
—Que esperaron a que el chico se fuera para volver a joderla, ni de coña.
—Colt…
—Kat, agarra al bebé y quédate aquí arriba.
—¿Por qué, qué vas a hacer?
—Nada de qué preocuparte, pacificadora.
¡Catalina, ven aquí!
—grité sin saber dónde estaba la pequeña fantasma.
—¿Sí, papá?
—vino corriendo a la habitación tres segundos después, lo que significa que había estado escuchando detrás de las puertas otra vez.
Salí de la habitación con ella pisándome los talones.
—Necesito que me prepares una mezcla de algo.
—Sus ojos se agrandaron y vi en ellos un brillo que no había visto desde que lo vi en los míos cuando era un joven rebelde.
Mierda; mientras ahorro para la universidad de los otros, tendré que empezar un fondo para la fianza de esta; ya puedo verlo venir.
Además tiene algo de Kat; todo este vecindario está jodido.
—¿Qué quieres que haga, papá?
—¿A qué te refieres, calabaza?
—me tomó de la mano y comenzó a guiarme por el pasillo.
—Bueno, ¿quieres algo para quitar el pelo, causar sarpullido o algo más permanente?
—Ni siquiera podía decir la palabra pero seguro que sabía lo que significaba.
—¿Permanente como qué?
—Me detuve y la miré.
—Dime primero, papá.
«¿En qué mierda me he metido ahora?»
—Eh, no lo quiero permanente.
—Entonces no necesitas saber.
—¿Qué demonios?
¡KAT!
—¿Qué pasa ahora?
—salió de la habitación y me miró con enojo.
—¿Has estado vigilando a esta niña?
—Por supuesto que sí, ¿qué clase de pregunta es esa?
—¿Cómo es que sabe hacer pociones y mierdas que pueden causar daño permanente?
—No lo sé, eso lo sacó de ti.
Todo es mi puta culpa por aquí; excepto cuando hacen las cosas bien, entonces son los angelitos de mamá.
—Papá, ¿quieres que te ayude o no?
Estaba ocupada.
—¿Ocupada haciendo qué, escuchando por las cerraduras?
¿No te dije que no hicieras esa mierda?
—Papá, yo no hago eso, estabas gritando.
¿Ahora quieres que lo haga o no?
—¿Hacer qué?
Colt, ¿qué están tramando ustedes dos?
—No te importa.
—¿Catalina?
—Nada mamá, solo le estoy mostrando a papá mi nuevo truco.
—Maldita sea, era buena; si no supiera de lo que estábamos hablando, le creería.
Tenía el acto de ángel inocente perfectamente dominado.
—Kat, ¿estás segura de que nos dieron la correcta en el hospital?
—Tuve que decir esa mierda por la comisura de la boca porque ella lo oye todo con su culo entrometido.
—Colton.
—Solo preguntaba.
Vamos Mengele, muéstrale a papá tu nuevo truco.
—Tiene que haber un campo de entrenamiento o alguna mierda que acepte a esta niña.
No me importa lo que digan Kat y su suegra, no voy a dejar que estos pequeños punks se salgan con la suya por joder a mi hija.
Seguí a la Juventud de Hitler hasta su rincón científico en mi sótano y escuché mientras me contaba sobre todos los diferentes productos que tenía ordenados en filas ordenadas.
Creo que fue bueno que lo hiciera porque aparentemente algunas de las mierdas más inocentes que encontrarías en cualquier casa podrían usarse para destruir cosas.
—Catalina, ¿dónde aprendiste todas estas cosas?
—Lo leí en el libro del abuelo —estaba ocupada mezclando cosas en un vaso de precipitados con su pequeña lengua atrapada entre los dientes en concentración.
—¿Entonces qué estás haciendo ahí?
—Empezaba a reconsiderar esta mierda; tal vez no fue una buena idea.
¿En qué coño estaba pensando al involucrar a mi hija en esta mierda?
—Oh esto, te enfermará si lo comes en tu comida, no enfermo grave, solo te hará ir mucho-mucho-mucho al baño.
—¡Qué coño!
¿Cómo me salgo de esta?
—Escucha niña, cambié de opinión.
—Realmente me asusta, sin bromear.
Me dio una mirada de fastidio y caminó hacia el fregadero para tirar su brebaje.
Me quedé mirando para asegurarme de que todo se había ido, pero ¿cuál era el punto?
Había preparado su pequeña mezcla como una profesional.
Volví arriba con su madre.
—Kat, no me ocultes cosas otra vez, si algo le pasa a mis hijos quiero saberlo inmediatamente.
¿Hablaste con el director?
—Por supuesto, y los chicos fueron amonestados, pero no quería hacer un gran escándalo porque estos días expulsan a los niños por la menor cosa.
—Sus culos necesitan ser expulsados, me sorprende que tú entre toda la gente te tomes esta mierda tan a la ligera.
La acorralaron, Kat.
—Colton, sé lo que estás diciendo, pero por la forma en que Caitie lo describió, no sonaba como nada más que juegos de secundaria.
Los niños van a enfrentar esas cosas cariño, es solo parte de la vida.
—Puede quedarse con esa mierda.
No confío en estos pequeños cabrones adolescentes.
Decidí husmear y conseguir los nombres de los chicos que se habían metido con mi hija.
No iba a hacer mucho más que meterles miedo y advertirles que se mantuvieran alejados de ella, pero si mi esposa lo supiera, armaría un escándalo.
Todavía usa lentes color de rosa y piensa que la gente puede redimirse.
Yo digo que todos están jodidos de la cabeza, jóvenes y viejos.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com