- Inicio
- Rudo y Redimido: Domando a su Rey Motociclista
- Capítulo 138 - 138 Capítulo 140 LYON
138: Capítulo 140: LYON 138: Capítulo 140: LYON —¿Catalina, qué estás haciendo?
—Oh, nada —la encontré trajinando en el rincón de mi taller en el sótano.
El mismo espacio que me había sacado con artimañas hace unas semanas cuando estaba revelando secretos de estado.
Me había distraído con una llamada telefónica cuando iba a buscarla hace media hora y casi lo había olvidado—.
¿Por qué tu ‘oh nada’ huele a azufre?
—No es nada, papi, solo un pequeño experimento.
—Ajá.
—Voy a buscarle un convento a esta niña lo antes posible.
—¿Adivina qué, papi?
—Oh mierda.
—¿Qué, mi niña?
—No me iba a acercar ni un poco a lo que fuera que estuviera haciendo.
Ya estaba calculando el momento para escapar.
Tal vez su madre sabía qué demonios estaba haciendo en mi sótano.
—Aiden me jaló el pelo y me llamó malcriada.
—¿Qué hizo qué?
—Ya iba subiendo las escaleras por ese pequeño demonio.
Él conoce las reglas; nunca poner las manos sobre sus hermanas.
—Oh papi, no te enojes, mejor véngate.
Eso es lo que dijo la nana.
—¿Cuál de ellas?
—Me detuve en seco, eso no suena nada bien.
—Nana Elena —me dio lo que solo puedo describir como la sonrisa del Dr.
Malvado.
«¡Mierda!
Carajo, ¿qué estaba haciendo allá de todos modos?»
Me largué de ahí y fui a buscar a su madre.
Me encontré con Aiden en el camino y lo detuve en seco.
—¿Golpeaste a tu hermana menor?
—Papá, ella pegó todas mis tarjetas de béisbol juntas, y luego le hizo algo a la bicicleta porque le dije que no podía dar un paseo.
—Mierda, eso estaba mal, aun así.
Le di mi mejor mirada de padre.
El pequeño diablo trató de sostenerme la mirada pero eso no iba a funcionar.
Las mujeres en esta casa podrán mangonearme pero los chicos no tienen chance.
—Lo siento papá, iré a disculparme —bajó la cabeza y no parecía nada contento al respecto.
—Mejor espera un poco con eso, hijo, creo que está preparando algún tipo de brebaje de bruja para ti.
—¿Qué?
Papá, la última vez que hizo eso perdí el pelo.
—Así son las cosas, hijo —me siguió por el pasillo quejándose.
—¿Y qué se supone que debo hacer?
—creo que todos le tenían miedo a mi Catalina, no puedo culparlos.
—Llama a Daniel y Elena o a Drake y Tina, tal vez alguno te deje vivir con ellos hasta que se calme.
—Papááá, haz algo.
—Lo pensaré, ahora recordarás la próxima vez no poner tus manos sobre tu hermana.
—Pero ella siempre…
—captó esa mirada otra vez y se calló la boca—.
No hay excusa, nunca.
—Sí señor.
—Se escabulló a su habitación y fui a buscar a mi esposa.
Ya estaba en la cocina, cocinando algo que olía casi tan bien como ella.
Me acerqué y la rodeé con mis brazos, frotando mi siempre listo miembro contra su trasero y ella volteó sus labios para un beso de verdad.
Olía a bebé y a calor y la amaba tanto que era una estupidez.
—Por cierto, Catalina quiere un cachorro —se volvió a sus ollas.
—No.
—Vamos Colton, me sorprende que ninguno de los otros haya pedido uno hasta ahora.
¿Por qué nuestra niña no puede tener otra mascota?
—¿Tienes idea de lo que esa niña puede hacer con un cachorro?
—¿Qué va a hacer con él?
Como si no lo supiera.
Nuestro perro familiar era demasiado grande para que ella lo molestara gracias a Dios, pero un cachorro, ni de coña.
—Kat, no sé cómo decirte esto pero esa niña no está bien —me toqué el lado de la cabeza para que entendiera mi punto.
Como siempre que decía algo sobre sus hijos problemáticos, se enojó—.
Desearía que dejaras de decir eso.
—Qué pena, es la verdad.
O va a vivir con nosotros el resto de su vida, o estará cumpliendo de quince a cadena perpetua en un futuro cercano.
¿Sabes lo que está haciendo ahora mismo mientras hablamos?
—Un proyecto escolar, ¿por qué?
—Un carajo de proyecto escolar, está preparando algo para joder a su hermano por haberle jalado el pelo.
—Tengo que admitir que es algo que yo hubiera hecho, pero si esta niña resulta ser tanto como yo, estoy jodido.
Los otros eran bastante manejables pero ¿esta?
Joder, era como hacer penitencia o algo así—.
¿Bueno, la detuviste?
—Mierda.
—Elena, no va a funcionar, te lo digo, está en pie de guerra —esperé hasta más tarde esa noche para hacer la llamada.
—Déjamelo a mí, sé exactamente cómo manejarlo.
«Eso es lo que ella piensa, eso es lo que siempre piensa, pero nunca sucede exactamente como ella planea.
¿Y por qué después de todos estos años todavía la sigo?
Porque mantengo la esperanza de que alguna vez realmente ganemos».
Colton Lyon no ha cambiado, de hecho ha empeorado con el tiempo, no mejorado.
Cada año encuentra alguna nueva forma de torturarme, a mí y a los niños, y limitar nuestras libertades hasta el punto de que ir al supermercado es un experimento de seguridad nacional.
Nada se le escapa, y estoy bastante segura de que tiene a media ciudad espiando para él.
Me siento mal por la pobre Caitlin porque sé que cuando llegue el momento de que deje el nido, que no importa cuánto Colt trate de posponerlo será en los próximos años, va a haber un infierno que pagar.
—Será mejor que cuelgue ahora antes de que su majestad me atrape y empiece con una de sus diatribas otra vez.
Por favor, haz lo que sea que tengas planeado pronto, Acción de Gracias es en unos días y antes de que nos demos cuenta será Navidad y los niños necesitan una respuesta pronto.
No veo cuál es el gran problema de que Caitie pase parte del día en casa de Todd.
El chico cena con nosotros al menos una vez por semana, pero a Caitie nunca se le ha permitido ir a su casa a cambio.
Colt parece pensar que soy tan tonta que no sé sobre los adolescentes y que de alguna manera voy a dejar que mi hija se descontrole.
Lo que él no sabe es que ya tuvimos la charla sobre el sexo y estoy satisfecha de que mi hija tiene la cabeza bien puesta.
Él no sabe que tuvimos la charla porque tendría un ataque si alguna vez se enterara de que mencioné la palabra sexo a su preciosa primogénita antes de que tuviera al menos veintiún años.
Nunca he visto.
—¿Qué mierda están tramando ahora?
—¿Ves a lo que me refiero?
—Nada, ¿qué te dio esa idea?
—me apresuré a colgar el teléfono.
—¿Quién era, Elena?
—Sí.
—Ajá, sea lo que sea no va a funcionar.
Tengo que hacer un viaje hoy, ¿necesitas algo mientras estoy fuera?
—Solo un marido con algo de comprensión, eso sería bueno para variar.
—Tengo comprensión Kat, comprendo que si no dejas tus mierdas no vas a poder sentarte por una semana.
La última vez tus entrometidos hijos te miraron de reojo durante días, no creo que vayan a creerse tus excusas esta vez.
—Colton, ¿puedes por favor ir a hacer lo que sea que vayas a hacer?
Me estás cansando.
—No te estoy cansando una mierda, son todas esas cosas a escondidas que tú y mamá siempre están haciendo.
No es de extrañar que papá fume tanto como lo hace, es su escape.
Bueno, no me vas a convertir en un maldito drogadicto, va a ser tu trasero cada vez.
Tuve que cambiar de tema rápido antes de que se le metiera en la cabeza sacarme las cosas.
Ha estado en alerta máxima desde la última cena familiar, y como le había dicho a Elena teníamos que movernos pronto si queríamos conseguir que Caitie tuviera su última cena de Navidad con su amigo antes de que se mudara.
No presionaría tanto si no fuera importante para ella, pero lo era.
Sabía exactamente qué hacer para distraer su mente.
—Papi necesito cosas —dijo la niña.
—Maldita sea…
—se cortó mientras miraba a nuestra hija menor—.
¿No te dije que no me sorprendieras así?
¿Cuánto tiempo has estado merodeando por ahí?
Ver a estos dos era como ver un acto de comedia.
Creo que la pequeña Catalina es la única cosa viviente que realmente hace sudar a Colt, y lo hace tan sin esfuerzo además.
—No estaba merodeando papi, en serio, ¿entonces me vas a conseguir mis cosas?
—¿Qué es?
—Solo cosas para la escuela.
Miró el papel que ella le tendió como si fuera a morderlo antes de tomarlo y desdoblarlo.
—¿Qué demonios vas a hacer con ácido sulfúrico?
Oh vaya.
Ella lo miró fijamente, toda él, ese era su problema.
Esta hija nuestra por alguna razón, era la copia al carbón de su padre.
No puedo esperar al día que se dé cuenta de eso, será bueno.
—Papi es para mi proyecto de ciencias.
—¿Tu maestra te dio esta lista?
Kat llama a esa escuela, ¿para qué mierda les estamos pagando, para convertir a esta en una criminal?
—Colton, estoy segura de que ha habido un malentendido, yo me encargo, ¿no tenías que irte?
—Tratando de deshacerte de mí, ¿eh?
Me pregunto por qué.
—Nadie está tratando de deshacerse de ti, paranoico.
Se estaba poniendo rojo de nuevo y murmuró algo mientras nuestra niña salía de la habitación.
No sé qué voy a hacer con este hombre, se va a dar un infarto y lo que estaba a punto de decirle solo lo iba a alterar más; mejor terminar con esto de una vez.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com