Novelas Ya
  • Todas las novelas
  • En Curso
  • Completadas
Avanzado
Iniciar sesión Registrarse
  • Todas las novelas
  • En Curso
  • Completadas
  • Urbano
  • Fantasía
  • Romance
  • Oriental
  • General
Iniciar sesión Registrarse
  1. Inicio
  2. Rudo y Redimido: Domando a su Rey Motociclista
  3. Capítulo 137 - 137 Capítulo 139 LYON
Anterior
Siguiente

137: Capítulo 139: LYON 137: Capítulo 139: LYON —¿Qué tal princesa, cómo estás?

—Maldición, se ve tan triste.

—Estoy bien papi.

—¿Segura?

¿Hay algo de lo que quieras hablar?

—Se encogió de hombros y se mordió la uña.

Mierda, igual que su madre, hablar con ella es como sacarle una muela.

—Bueno, si estás segura de que estás bien.

—Me di la vuelta para escapar pero debí haberlo sabido mejor al tratar con Kat número dos.

—Papi.

—Mierda, estaba llorando.

«Voy a matar a ese pequeño cabrón por hacer llorar a mi princesa».

—¿Qué pasa bebé?

¿Qué está mal?

Caminé y me senté en la cama junto a ella, rodeándola con mi brazo.

Ella puso su cabeza en mi hombro y su mano en mi pecho.

Todavía la niñita de papá.

¿Por qué no podía quedarse pequeña y dulce por al menos treinta años más?

¿Por qué tenía que meterse con chicos y esa mierda?

—Se va papi, se está mudando y me voy a morir si no lo vuelvo a ver.

Tienes que hacer algo papi, por favor.

«¿Qué carajo?

¿Qué mierda ha estado haciendo este chico con mi hija?

Si me entero que ha estado haciendo más que tomarle la mano en mi sofá, voy a enterrar su trasero en el patio trasero; pequeño punk».

—Bebé, no te vas a morir, vamos.

Harás otros amigos, no es tan malo como todo eso.

¿Qué hay de todas esas chicas agradables que siempre están aquí comiéndose mi casa?

—¡PAPI!

—¿Qué?

—No es lo mismo, él es mi novio, estamos enamorados.

—¿Están qué?

¡KAT!

Ella vino corriendo inmediatamente.

—¿Qué, qué pasó?

Me miró como si pensara que había matado a nuestra hija o algo así.

Si alguien estaba en peligro de ser estrangulada era ella.

—Tu hija acaba de informarme que está enamorada.

¿Cómo car…

cómo pasó esto?

—Ella rodó los ojos y caminó para abrazar a Caitie Bear, sacándola de mis brazos—.

No me ruedes los ojos mujer, quiero saber qué ha estado pasando aquí.

—Colton, cálmate, no está pasando nada, Dios.

Caitlin, todo va a estar bien, deja de llorar ahora, solo te vas a enfermar.

—Observé cómo mi esposa consolaba el corazón roto de mi hija y me sentí como un idiota.

No sabía qué carajo se suponía que debía hacer sobre el chico que se iba del pueblo, o más al punto qué esperaban mi esposa e hija, pero no me gustaba verla sufrir así.

Salí de la habitación cuando empezaron a susurrar, probablemente tenía cinco minutos libres e iba a usar ese tiempo para revisar mi taller.

Cualquier cosa para alejarme de lidiar con mi bebé diciéndome que estaba enamorada.

La pequeña me dio una mirada conocedora cuando salí del dormitorio.

¿Qué carajo fue eso?

—Me asustas, niña.

—Voy a hacer que su madre tenga otra charla con ella.

Probablemente ha estado escuchando detrás de las puertas otra vez.

—Catalina, ¿no tienes tarea, un proyecto de ciencias, alguna forma de destrucción masiva que planear?

—Paso más tiempo en la oficina del director con esta que en mi taller.

Tuve que decirle al imbécil del director que si suspendía a mi hija por ser una niña, le patearía el trasero.

¿Qué carajo esperan que pase cuando ponen a una entrometida, curiosa y problemática en un laboratorio?

Es todo lo que su madre puede hacer para evitar que queme la casa con sus cosas.

Ahora tienen esta mierda de aprendizaje avanzado para niños superdotados, y esta los engañó haciéndoles creer que es un genio y la dejaron suelta en su escuela.

Bien por su trasero.

Trataron de venderme alguna mierda de educación en casa, pero están jodidos.

De ocho a tres, de lunes a viernes es de ellos.

Mientras esté de una pieza cuando baje del autobús por las tardes, me importa un carajo.

—Papi, ¿qué le pasa a Caitie?

—Mierda, aquí vienen veinte preguntas—.

Nada.

—¿Entonces por qué está llorando?

Y por qué mamá…

—Catalina ve a leer un libro.

—Eso es aburrido, entonces, ¿es por Todd?

—Sus ojos se agrandaron como platos.

Entrometida de mierda.

—Lo que sea, no es asunto tuyo.

—Me dio la mirada patentada de su madre y se alejó.

Pero no sin un último comentario.

—Bien entonces, sé malo; no te diré lo que ha estado pasando.

Mierda, me atrapó.

Aparte de causar caos y destrucción, ella es mi pequeña soplona.

Watergate no es nada comparado con ella.

—Ven aquí calabaza.

—Maldita sea, me pregunto cuánto me va a costar esto.

Desearía que las mujeres en mi vida no fueran tan malditamente astutas.

Me dio una dulce sonrisa angelical mientras se acercaba a mí, pero no había forma de ocultar esa mirada en sus ojos.

Esta niña va a estar en las noticias de la noche un día y no será la que esté detrás del escritorio, maldita sea.

¿Qué carajo pasó con mi vida?

La seguí de vuelta a su habitación donde sabía que me iba a estafar otra vez.

Al menos una vez a la semana me engaña para conseguir algo.

Es buena en lo que hace.

Recolecta información toda la semana y me acorrala cuando está lista para un intercambio.

Los malditos espías probablemente estarán tocando a mi puerta antes de que cumpla trece.

O estarían buscando reclutarla o arrestarla por espionaje o alguna mierda.

—Elena, ¿qué hacen tú y tu pandilla aquí?

—era dos días después y había llegado a casa un poco temprano para encontrarla llena de mujeres entrometidas.

Mi rodilla era la menor de mis preocupaciones y se lo había dicho a Kat cuando volví al taller.

Entre ella y sus malditos hijos, es un milagro que no me haya escapado en los últimos días, siempre pasando alguna mierda.

—Estamos aquí por Caitlin.

—Caitie Bear, ¿qué le pasa a mi hija?

—caminé hacia el refrigerador para agarrar una botella de agua.

Por cómo se veía, esta planeaba quedarse y yo no quería ser parte de eso.

—Estamos teniendo una pequeña intervención femenina.

Ya sabes que no lo está llevando muy bien con su novio mudándose.

—Voy a matar a esta vieja, lo juro por Dios.

—Ella no tiene novio.

—Sentí que me venía un dolor de cabeza.

—Por supuesto que sí, ya sabes, Todd.

—Tiene quince años, no tiene novio; ¿qué carajo les pasa a ustedes?

—Oh Colton, madura, pronto tendrá dieciséis.

—Si quieres que mate a ese pequeño cabrón sigue hablando mierda en mi casa.

—Escucha hijo, será mejor que te pongas las pilas o la vas a alejar.

Lo próximo que sabrás es que se mudará al otro lado del país para vivir con él y perderemos a nuestra niña, todo porque eres demasiado terco para adaptarte a los tiempos.

«La maldita niña ni siquiera ha terminado la secundaria y mamá ya la tiene casada y viviendo al otro lado del país».

—¿Ustedes están tratando de volverme loco?

¿Qué se supone que están haciendo todas ustedes aquí?

—le diría que se largara, pero no lo hará y entonces tendría que escuchar a su nuera el resto de la noche con su mierda sobre mi comportamiento.

—Vamos a tener un día de spa, todo incluido.

Luego tendremos pizza y helado porque es lo favorito de Caitlin.

—¿Dónde está tu marido drogadicto?

—no podía escuchar más de su mierda o perdería la mía.

—Oh está por ahí atrás con los chicos, ya sabes cómo se pone cuando está con ellos.

Solo una cosa Colton, ¿podrías tal vez llevar a Catalina a algún lado por un par de horas?

—¿Por qué?

—Mierda, estaba tratando de endilgarme a la engendro.

—Bueno, ya sabes que es bastante curiosa, y creo que Caitlin necesita toda nuestra atención ahora, solo esta vez, por favor.

—Ja, no.

—Ni de coña voy a sacar a mi pequeña espía del juego, ¿cómo más se supone que voy a saber qué diablos pasa en esta pequeña fiesta improvisada suya?

Justo entonces la otra entró en la cocina.

—Oh hola cariño, no te oí entrar.

Vamos Elena, las demás están esperando.

—Trató de darme un pequeño beso como si esa mierda fuera a funcionar después de estar fuera por ocho horas.

La doblé y le di un beso de verdad, mientras mi entrometida madre se reía como una niña de cinco años.

—Kat, ¿qué está pasando aquí, qué es esto de una intervención?

—Bueno, no es realmente una intervención como tal.

Solo queremos hacer que Caitie se sienta mejor, eso es todo.

—Esta mierda apestaba a Elena y sus entrometidas.

Le di la mirada que ha estado ignorando toda mi maldita vida, maldita mujer.

—Les sugiero a ti y al resto de tu grupo que empaquen sus cosas y se larguen.

Caitlin no está sufriendo nada que un buen castigo no cure.

Ya hablé con ella; este chico mudándose no es el fin del mundo.

Si quiere actuar como si su vida se acabara, seis semanas en su habitación deberían curarla de esa mierda.

Salí de la habitación antes de que pudieran golpearme en la cabeza con su indignación moral y toda esa mierda.

Me importa un carajo.

Mi hija ha estado aquí deprimida como si alguien hubiera muerto durante los últimos días.

Cada vez que la miraba me daba esa mirada triste.

No había una mierda que pudiera hacer sobre el pequeño punk mudándose, pero ella parecía pensar que sí.

Y como papá siempre arreglaba todo en su mundo, ella esperaba lo mismo esta vez también.

Papá estaba feliz como la mierda con este giro de los acontecimientos, muchas gracias, y no iba a hacer una mierda incluso si hubiera algo que pudiera hacer.

***
Las cosas se calmaron o parecieron calmarse durante el siguiente tiempo y no había oído más sobre el pequeño punk y su mudanza.

No estaba seguro de qué estaba pasando ya que todavía andaba rondando a mi hija cada maldita tarde como un reloj, pero al menos mi niña no parecía muerta.

La Navidad me pisaba los talones y no había oído nada sobre misiones secretas así que estos días estaba respirando tranquilo otra vez.

No había llamadas de la escuela diciéndome que fuera a buscar a mis hijos, y por una vez parecía que mi vida iba a volver a la normalidad para las fiestas.

—Kat, ¿dónde está Catalina?

—Ni siquiera quiero pensar por qué se me vino a la mente justo entonces.

Había oído a los chicos, visto a Caitie Bear, pero me di cuenta de que no había visto ni rastro de mi pequeña ninja desde que llegué a casa.

Si no estaba espiando, o golpeando ese piano que su abuelo drogadicto le dio para molestarme, entonces quién sabe qué carajo.

—Oh mierda, no la he visto desde que vino aquí mientras le daba de comer a Cody.

Estaba tratando de decirme algo sobre uno de los chicos y estaba que echaba humo, pero el bebé estaba inquieto así que no le presté mucha atención.

—Mierda.

—Le pasé el bebé que estaba cabeceando medio dormido y salí de la habitación casi corriendo.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

Anterior
Siguiente
  • Inicio
  • Contacto
  • Política de privacidad

© 2025 NovelasYa. Todos los derechos reservados

Iniciar sesión

¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aNovelas Ya

Registrarse

Regístrate en este sitio.

Iniciar sesión | ¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aNovelas Ya

¿Perdiste tu contraseña?

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirás un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

← Volver aNovelas Ya

Reportar capítulo