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  3. Capítulo 136 - 136 Capítulo 138 LYON
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136: Capítulo 138: LYON 136: Capítulo 138: LYON —Colton, necesitas ir a hablar con Caitlin —ella estaba tratando de distraerme.

He estado postrado durante un par de días con una rodilla lastimada y su pequeño coño no ha tenido un descanso ni una vez—.

¿De qué necesito hablar con ella?

¿Qué le pasa ahora?

Malditos adolescentes y hormonas y toda esa mierda; siempre hay alguna tontería por aquí.

Ella estaba ocupada doblando sábanas y se veía apetecible en shorts cortos y una camiseta ajustada.

Mi verga estaba buscando la tercera ronda.

No tenía interés en hablar con nadie en este momento.

—Su pequeña amiga se está mudando.

—¿Cuál?

—La niña tiene un montón de ellas y podría perder algunas.

No puedo poner un pie en mi casa sin que el mocoso de alguien más entre y salga corriendo de mi maldita casa.

—Todd.

Se me dibujó la sonrisa más grande en la cara.

—¡COLTON!

No es gracioso.

—¿Qué, quieres que me ponga triste porque él no estará cerca para poner sus sucias manitas sobre mi pequeña princesa?

—Después del desastre de la cena navideña, había tenido una seria conversación con mi niña.

Me había dado la ley del hielo por un día más o menos, pero esa mierda no había durado mucho y, siendo el blando que soy, había cedido en la prohibición que tenía en mente.

Ahora esto era como mi regalo adelantado de Navidad.

—¿Por qué mierda está triste de todos modos?

¿No tienen todos esos aparatos para mantenerse en contacto?

¿Se está mudando a Mongolia Exterior o qué carajo?

—Ojalá.

Había llegado a tolerar al chico porque realmente cuida de mi niña, pero nunca iba a estar bien con cualquier cosa con testosterona cerca de mi hija.

—A veces me preocupas.

Ahora ve allí y dile algo.

¿Qué mierda se suponía que debía decir?

¿Oye niña, mejor suerte la próxima vez?

¡La mierda!

—Lo haré en un minuto, ven aquí, dijiste cinco minutos hace diez minutos, ahora me estás mandando a hacer recados y mierdas.

—Ve primero y vendré.

Le di una de mis miradas que todavía tenía impacto.

—Kat, mi verga no va a esperar ni un segundo más.

Ven aquí o explícale a tus hijos por qué suena como si papá estuviera matando a mamá.

Te lo haré duro.

Uno, dos…

—Está bien, está bien, mantén tus pantalones puestos.

A la mierda eso, me los quité antes de que ella llegara a la cama.

No puedo andar desnudo en mi propia habitación estos días porque la pequeña siempre está entrando y saliendo a escondidas.

—Cierra la puerta antes de que tu hija metiche venga a husmear aquí y esa mierda.

—¿Quieres que me ponga arriba esta vez?

No quiero que te lastimes esa vieja rodilla ni nada.

Tiene bromas, estoy a punto de mostrarle lo viejo.

La jalé a la cama junto a mí riéndose como loca.

Todavía me hace tan feliz que es estúpido.

—Hola bebé.

Ella se calmó y me sonrió.

—Hola mi Lyon —gruñí y me lancé sobre ella.

Todavía es la cosa más caliente en la creación.

Los años no han cambiado eso, tener seis hijos tampoco.

La miro y todavía veo el mismo trasero apretado con el que me engañó hace todos esos años en la barbacoa.

La tramposa.

—Tócame Colton.

—¿Dónde?

—Se había puesto toda suave y dulce conmigo y mi corazón dolía.

—¡Aquí!

—tomó mi mano y la colocó en su teta.

Sentí el pezón endurecerse bajo mi mano mientras empujaba mi pierna entre las suyas.

Tanto calor.

Bajé mi cabeza y tomé su pezón en mi boca, provocándola con suaves mordiscos hasta que me jaló el pelo para salirse con la suya.

—Voy a comerte el coño pero no puedes hacer escándalo, sabes que tus malditos hijos van a venir corriendo a mi maldita puerta con sus mierdas.

—Lo intentaré pero no prometo nada.

—Bien, solo pondré la almohada sobre tu cabeza.

Hice mi camino por su cuerpo buscando la mercancía.

Su coño recién afeitado, que me había dado el placer de afeitar yo mismo la noche anterior, me guiñó.

Di una larga lamida sobre su clítoris mientras metía un par de dedos dentro.

Ya estaba mojada y retorciéndose y ni siquiera había empezado realmente con ella todavía.

Levantando su hermoso trasero, la traje a mi boca y profundicé con mi lengua.

Mi verga estaba enviando señales, sabía lo que le esperaba y no estaba de humor para esperar.

Maniobré mi cuerpo para que ella pudiera alcanzarme con su boca.

Mordió mi piercing antes de lamer el pre-semen de la cabeza y tomarme en su garganta.

—Carajo.

—Ella estaba tratando de superarme de nuevo.

Todo lo que tomó fue un dedo en su clítoris mientras la follaba con la lengua y volví a estar al mando.

Conocía su cuerpo tan bien como el mío y usé ese conocimiento para llevarla al borde y mantenerla allí.

—Colton, eso es malo.

—¿Quieres correrte?

Me gruñó y se lanzó, rodándome sobre mi espalda teniendo cuidado de no lastimar mi rodilla mientras se subía y forzaba mi verga en su coño mojado.

—Así es bebé, tómalo.

—Apoyó sus manos en mis hombros y bajó su teta a mi boca.

—Mueve ese culo bebé.

—La ayudé con mis manos en su trasero, meciéndola hacia adelante y atrás en mi verga.

Todavía le encanta una follada dura y profunda pero tenía que hacerlo rápido.

Con una casa llena de niños me han dejado colgado más veces de las que me gustaría, así que para hacernos venir a ambos antes de que la maldita brigada llegara a mi puerta, la volteé, jodiendo mi rodilla en el proceso y golpeé la mierda de su coño hasta que ambos estábamos llegando.

—Carajo Kat, me jodiste la rodilla de nuevo.

—Me alejé rodando de ella resoplando como un toro en el ruedo.

—Te dije que me dejara ponerme arriba viejo.

—Le di una nalgada fuerte y ella me mordió, todavía una dolor en el culo—.

Ahora ve a hablar con nuestra hija, está muy molesta.

No voy a hacer una mierda más que tomar una siesta.

Un hombre no puede pedir más que esto, tres rondas y todavía me queda más para más tarde.

Una esposa que todavía me hace sentir como un rey cada vez que la toco, mierda, la tengo hecha.

Solo tengo que mantener su culo ocupado entre ahora y Navidad y estaremos bien.

—¡Colton!

—Maldita sea, le gusta gritar.

—Sí mi pequeña flor.

—Ella rodó los ojos porque sabía que le estaba dando mierda—.

Ve.

—¡Carajo!

No se olvida de nada.

Así que qué si el chico se mudaba, no era el fin del mundo.

No había oído nada sobre Caitlin yendo a su casa a cenar desde esa primera noche, y él había estado escaso por aquí desde que estuve postrado, lo cual me venía bien.

Tal vez sus malditos padres habían captado la indirecta y encontrado mierda para que su culo adolescente hiciera en su casa en lugar de andar por la mía.

De todos modos, me levanté de la cama y fui a limpiarme para poder ir a ver a mi hija antes de que mi molesta esposa me matara a regaños con sus mierdas.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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