205: Capítulo 205: Absorber 205: Capítulo 205: Absorber Editor: Adrastea Works La espada se disparó hacia abajo como una bala, apuntando directamente a Quince.
Se movía más rápido de lo que Dorian podía distinguir, perforando a través del aire.
En una fracción de segundo, ya había llegado justo al lado de Quince.
RUIDO SORDO ZUMBIDO BUUUUM Una explosión sacudió el aire cuando estalló el suelo en el que Quince había estado de pie, y los fragmentos de piedra y roca se dispersaron mientras se formaba una gran nube de polvo.
—Le di, pero…
—Dorian volvió a su forma de demonio de equilibrio, activando al instante su habilidad de Cuerpo perfecto, mientras miraba los restos.
La espada mágica había logrado golpear a Quince, cortando su hombro derecho.
No obstante, en medio del impacto, cuando la cuchilla estaba cortando, el cuerpo de Quince había desaparecido de la vista de Dorian.
—¡Hop!
—En solo un segundo, Dorian aterrizó en el suelo, corriendo hacia donde había golpeado a Quince.
PALMOTEO Juntó sus manos con garras, creando una tormenta de viento que apartó el polvo mientras aclaraba su visión.
—Maldición —dijo en voz alta cuando vio algo que yacía en el suelo de piedra roto.
La espada que Mello le había prestado.
El ataque había golpeado a Quince, pero debido a que la espada no lo atravesó por completo, la herida no fue fatal.
Quince se desvaneció a través de la realidad mientras lo apuñalaban, evitando la mitad del ataque.
«Aun así, su alma debería estar gravemente herida.
¡No puedo dejarlo escapar!
Helena correrá un grave riesgo si lo hago».
Los ojos de Dorian estaban en llamas al darse la vuelta, inspeccionando todo.
El polvo se arremolinaba en varias nubes, cúmulos de roca y piedra destrozadas, pequeñas llamas y varios pedazos de escombros, un hombre de piel gris sentado en una rodilla…
No podía ver nada sospechoso.
Quince no estaba en ningún lugar que pudiera detectar conscientemente, el área a su alrededor carecía de vida.
—Que así sea —murmuró en voz alta.
—Si no puedo encontrarte directamente, lo haremos de la forma difícil.
Levantó una mano.
Cuando Dorian había entrado en su forma de pavo deformado, adquirió algunas habilidades únicas.
Algunas solo se aplicaban a la forma de pavo deformado, como su capacidad para teletransportarse.
Otras aplicaban a todas sus formas.
Una de esas habilidades se llamaba “Uno con la naturaleza”.
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Habilidad: Uno con la naturaleza Esta habilidad pasiva mejora el cuerpo y el alma de un ser, adaptándolos para soportar energía en grandes cantidades.
La energía recorrerá las venas de manera natural, aliviando en gran medida la carga sobre el cuerpo y el alma al activar una habilidad.
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Esta habilidad era una parte importante de por qué los pavos deformados sobrevivieron como especie, a pesar de su poca inteligencia.
Era debido a esta habilidad que podían teletransportarse una y otra vez, escapando de los enemigos con facilidad.
Era una habilidad pasiva.
Una habilidad que se aplica a todas las formas…
No solo a la forma del pavo deformado de Dorian.
Sobre la mano de Dorian, apareció una pequeña bola negra.
Luego otra.
Luego otra.
Seguido por otra.
Y otra… En menos de un parpadeo, aparecieron cuarenta y cinco bolas negras flotando sobre la mano de Dorian.
«Puf…
la tensión…» La energía recorría conscientemente el cuerpo de Dorian a una velocidad increíble.
Anteriormente, su comprensión de su habilidad Rayo hyperion le permitía activar hasta trece Rayos hyperion separados, todos a la vez.
Cada Rayo hyperion tenía suficiente poder para amenazar a un luchador de clase Rex, especialmente cuando estaba imbuido de sus llamas negras.
La comprensión de Dorian era extremadamente alta.
La única cosa que lo limitaba era la carga extrema que pesaba en él al activar la habilidad, especialmente para las activaciones simultáneas.
Incluso con las habilidades pasivas que tenía su demonio de equilibrio, Alma de equilibrio y Cuerpo de equilibrio, el activar tantos Rayos hyperion era extremadamente difícil.
La habilidad Uno con la naturaleza resolvía esos conflictos.
Su cuerpo ahora estaba adaptado, capaz de manejar la energía bruta como si fuera sangre, con muy poca presión.
Tan poca que era capaz de activar cuarenta y cinco Rayos hyperion por separado, de manera simultánea e infundiéndolos cada uno con sus llamas negras.
Gracias a su Memoria de jade, Dorian pudo distinguir imágenes vagas de su forma de pavo deformado activando una multitud de Rayos hyperion.
Si bien el número de Rayos hyperion que Dorian estaba activando ahora era menos de la mitad de eso, estos Rayos hyperion también estaban infundidos con llamas negras, convirtiendo cada uno en un orbe ondulante de destrucción salvaje y ardiente.
—¿Crees que puedes esconderte de mí?
—los ojos de Dorian brillaron con una luz roja mientras un aura verdaderamente demoníaca se agitaba a su alrededor, y su voz aumentaba de volumen.
—Veamos si puedes —Apretó el puño.
«Activar».
Más o menos la mitad de la energía restante que tenía en su alma desapareció.
ZUMBIDO —…
—…
—…
El mundo alrededor de Dorian se transformó en el infierno.
Llamas negras, explosiones devastadoras, el aire golpeando de un lado a otro…
todo se convirtió en un miasma de muerte y destrucción.
El cuerpo de Dorian fue golpeado y azotado en la detonación caótica.
Si bien las llamas negras no podían dañarlo, y era capaz de controlar el ataque para limitar el impacto al lugar donde estaba parado, todavía estaba de pie en la zona cero.
—¡Ja!
—Dorian fue lanzado al aire varios cientos de metros.
Parpadeó varias veces, encandilado mientras miraba a su alrededor.
Debajo de él, una enorme esfera de fuego blanco y negro se expandía, incinerando todo en su camino.
Múltiples ondas expansivas volaron visiblemente desde esta esfera, agitando el aire y extendiéndose.
BUUM BUUUUUM Dorian fue arrojado hacia arriba dos veces más mientras estas explosiones resonaban.
Su ataque parecía haber desencadenado algún tipo de mecánica defensiva o sobrante en lo que quedaba de las redes de matrices, haciendo que su ataque fuera incluso aún más fuerte.
A pesar del asombroso poder del ataque, la mayor parte de este fue auto contenido dentro de un rango de cien metros.
Mello y los diversos miembros del Consejo Demoníaco, si todavía estuvieran merodeando en el área cercana, probablemente estarían bien, aunque también es probable que se retiraran por completo.
«¡T-Transformación!» Los pensamientos de Dorian eran confusos como resultado del enorme impacto.
Cuando comenzó a caer hacia abajo, desde una altura de unos mil metros, se transformó y tomó control de sí mismo.
ZUMBIDO Su forma de águila del sol apareció, al transformarse su cuerpo.
Dorian se lanzó como un bombardeo en picada mientras se precipitaba hacia abajo, sin perder tiempo.
«¡Retirar!» Las furiosas llamas negras desaparecieron por completo cuando las dejó desvanecerse.
Mantener tantas en existencia era increíblemente agotador, especialmente cuando sus reservas de energía eran de aproximadamente del 20% de su máximo.
En solo unos momentos, logró aterrizar en el suelo.
Todo a su alrededor se había vuelto perfectamente plano, la piedra y las rocas se fundieron para formar una superficie lisa.
La explosión había terminado de extenderse, y ni siquiera quedaba polvo o humo a su paso.
En cambio, todo parecía prístino.
A unos cientos de metros de distancia, había nubes de polvo y piedras despedazadas, pero nada cerca de Dorian.
Regresó a su forma de demonio de equilibrio, sus sentidos se expandieron mientras inspeccionaba sus alrededores.
Ni una sola cosa dentro de unos pocos cientos de metros podría escapar de su visión.
Sus esfuerzos fueron recompensados.
Porque, un momento después, apareció una figura gris desaliñada, que cayó al suelo a solo un par de docenas de metros de Dorian.
La forma sangrante de Quince, usando su cuerpo de Mantor gris.
Estaba temblando del agotamiento y las heridas que había sufrido, una espantosa herida de espada era visible en su hombro derecho.
—¡Luz táctil!
—Dorian no se anduvo con rodeos.
ZUMBIDO Una espada de luz apareció en su mano derecha.
Su cuerpo se volvió borroso mientras se precipitaba hacia adelante, cada pizca de su atención se enfocaba en Quince.
Cruzó la distancia entre él y la anomalía en solo unos segundos.
Los ojos de Quince brillaban mientras miraba a Dorian.
La anomalía estaba en condiciones terribles, su cuerpo y alma estaban gravemente heridos.
Su rostro se retorció cuando vio el ataque en ciernes, una mano temblorosa se alzó para señalar a Dorian.
—Detener.
ZUMBIDO Dorian se congeló.
—¡¿Eh?!
—farfulló en voz alta, la conmoción lo llenó mientras echaba un vistazo sus brazos.
Cada parte de su cuerpo parecía estar congelada en el espacio.
—¡ARRRRGH!
—rugió en voz alta mientras tiraba con todas sus fuerzas, tratando de dar un solo paso adelante.
Los músculos de sus brazos se hincharon, su cuerpo se estremeció mientras trataba de romper a través de lo que fuera que lo bloqueaba.
Permaneció inmóvil.
«¡Transformar!
¡Expandir!» El cuerpo de Dorian se movió entre una multitud de formas y tamaños mientras trataba de escapar y avanzar, todo en vano.
Sin importar cuán grande o pequeño fuera, no podía dar un solo paso adelante.
—¿Crees que vine aquí sin nada?
—la voz de Quince se estremeció en el aire mientras la anomalía gravemente herida se ponía de pie, una luz amarilla aún brillaba en sus ojos —Puede que hayas debilitado la matriz que hizo ÉL, pero no está destruida.
Puedes tener acceso a ella con parte de SU alma…
pero yo también —la anomalía herida comenzó a caminar hacia Dorian, dando pasos lentos y tambaleantes.
—Quizás no tenga acceso completo hermano…
después de todo, mis formas demoníacas solo podían llevarme hasta cierto punto.
Pero sí tengo esto…
—Quince le dio a Dorian una sonrisa sangrienta, al sacar un collar gris brillante.
Uno que llamaba la atención, con varias luces revoloteando y símbolos brillantes en él.
—La única llave de matriz que ha existido —escupió en voz alta.
Dorian observó todas las acciones de Quince, su mente corría por delante de sí mismo mientras trataba de encontrar una manera de moverse, preparándose para atacar en cualquier momento.
No podía moverse ni hablar.
Estaba completamente a merced de Quince.
Esta era una red de matrices que fue construida para sellar al emperador demonio.
Si bien grandes partes de esta estaban dañadas, su poder estaba extremadamente concentrado en el área donde Dorian estaba de pie, una zona muerta donde Dorian no podía acceder a ninguna de sus Leyes.
El espacio en sí estaba completamente cerrado, evitando incluso la teletransportación.
Despojado de la capacidad de tocar cualquier ley, incapaz de mover un solo músculo, la situación había dado un giro nefasto.
Para entonces, Quince estaba parado justo en frente de él.
—¡Este es un poder dejado por ÉL!
Una herramienta que encontré en los recuerdos que ÉL dejó.
¡Por mucho que odie usarlo, no tienes oportunidad de detenerlo!
—la mano libre de Quince se disparó hacia adelante, agarrando el cuello de Dorian.
—Lo siento, hermano.
Todo lo que quiero hacer es vivir y vivir libremente, no como un esclavo.
La única manera de que eso suceda es si mueres —sacudió la cabeza—.
Casi me matas.
Si hubiera permanecido un segundo menos fuera de la realidad, habría muerto.
Supongo que puedes decir que sobreviví debido a la suerte —sonrió sombríamente—.
Pero por eso somos conocidos, ¿no es así?
Nuestra suerte —se encogió de hombros—.
Adiós, hermano.
Comenzó a aplastar la garganta de Dorian.
«¿Un poder dejado por Yukeli?» Los ojos de Dorian destellaron, una sonrisa sombría apareció en su rostro mientras Quince lo atacaba.
Su corazón latía con fuerza en su pecho, sus ojos penetraban en Quince cuando dejó de respirar.
Su cabeza se sentía turbia, todo su cuerpo reprimido e indefenso.
«Bien.
Lo haremos de esa manera».
La determinación inundó sus venas mientras hacía lo único en que pudo pensar.
Cuando llegó por primera vez a esta realidad, había sido dotado de una habilidad temporal.
Una que podría usar tres veces.
La habilidad de absorber cualquier cosa que su alma pudiera soportar la tensión de absorber.
Ya había usado este poder dos veces, una vez para obtener una forma y otra para salvar su vida.
Había guardado este tercer uso de la habilidad, conservándolo para una emergencia.
Era una de sus cartas de triunfo, algo que solo usaría si fuera absolutamente necesario.
Ser encerrado en una matriz diseñada para sellar a un demonio de clase Angelus extremadamente poderoso sin duda se calificaba para ello.
Mientras Quince agarraba su cuerpo maltratado por el cuello, empezando a matarlo, Dorian sintió que una conexión física se formaba.
Podía, débilmente, sentir directamente a Quince, como si hubiera apoyado una mano sobre el hombro de la anomalía.
Activó esta habilidad salvavidas por tercera y última vez.
Un poder que le regaló Yukeli, el cual que nunca podría usar de nuevo.
«Absorber».
ZUMBIDO Su matriz de hechizos del alma destelló, haciendo que toda su alma se estremeciera.
Algunos símbolos que habían sido grabados en ésta, una habilidad temporal injertada en su alma por su creador, brillaron y luego desaparecieron.
—…
—¡¿Q-qué?!
No.
¡No!
—Quince se congeló, tartamudeando mientras miraba a Dorian—.
Cómo… tú… Tú eres…
ÉL …
Sólo ÉL puede hacer…
Tienes su…
¿Cómo…?
Un momento después… Sin fanfarrias, sin grandes explosiones o estallidos de energía…
El cuerpo de Quince se disipó en polvo, asesinado al instante.
Un enorme torrente de energía se vertió en el alma de Dorian, una tremenda cantidad de puntos de crecimiento.
Al mismo tiempo, aparecieron varias notificaciones mentales.
—…
«Linaje de Mantor gris absorbido».
«Linaje de Demonio mayor del trono absorbido».
«Linaje de Demonio de ilusión blanca absorbido».
«Linaje de Águila del borde del cielo absorbido».
«Linaje de Tiranosaurio negro absorbido».
«Linaje de León pálido absorbido».
«Linaje de Lobo sónico de crin absorbido».
«…» El cuerpo de Dorian cayó al suelo.
A diferencia de sus usos anteriores de la habilidad de absorción, no empezó a transformarse automáticamente en la forma de Quince, posiblemente debido a que Quince poseía múltiples linajes.
Al instante se levantó, dejando de lado su agotamiento, su dolor, todo.
No tenía ni un segundo que perder.
Se obligó a ponerse de pie, sacando múltiples píldoras curativas de su anillo espacial mientras se daba la vuelta hacia el norte, donde se encontraba el puente de mundo a Shaptle.
Y luego se transformó en su forma de águila del sol, su cuerpo se volvió borroso mientras avanzaba a máxima velocidad.
Tenía una vampiresa que salvar.
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De regreso en Shaptle, la batalla en la ciudad de Cracktyl había llegado a un punto culminante.
Arriba, una serie de explosiones habían sacudido el aire, estallidos de luz caían en cascada por todas partes.
Los lugareños se habían ido en secreto hacía mucho tiempo mientras esto ocurría, escondiéndose.
Esta escalada de conflicto solo podría ser una batalla entre unos expertos y poderosos de clase Rex.
Afuera de la posada donde descansaba Helena, aún se libraba una feroz batalla.
El ejército de sombras de Dorian defendía valientemente la línea del frente, liderado por el valiente guerrero-alquimista Bayron.
El tercer capitán sombra, Kanto Ren, se vio obligado a actuar personalmente, lo que llevó a un punto muerto.
La calle entera llevaba mucho tiempo desierta.
Si bien ninguno de los combatientes sabía quién estaba luchando en las alturas, aquello no distrajo de la batalla en curso abajo.
Sin que ni el señor de la ciudad ni ninguno de los guardias de la ciudad tomaran medidas, todo podía seguir su curso natural.
El olor a humo, los edificios en llamas y la piedra destrozada impregnaban el aire, estropeando por otra parte la hermosa tarde.
La posada en la que Helena se escondía estaba muy dañada, con grandes porciones de su techo derrumbándose.
No obstante, su habitación en particular estaba completamente intacta, completamente protegida.
Dentro de esa habitación, el cuerpo de Helena estaba pálido y temblando mientras miraba por la ventana, observando la batalla que se desarrollaba.
Tosió varias veces, luciendo pequeña y lamentable mientras se forzaba a mantenerse despierta.
Su cuerpo desesperadamente quería descansar y concentrarse en la curación, pero el peligro que sentía se negaba a permitirle su paz.
—¿Dónde estás…?
—murmuró, con sus manos temblando.
De repente, sus ojos se abrieron enormemente y se giró, su corazón palpitaba cuando se dio cuenta de algo.
Ya no estaba sola.
—Hola, niña —la voz de un hombre se elevó suavemente en el aire, siendo llevada a sus oídos mientras lo miraba fijamente.
Era una sombra, con fríos ojos grises y una corta barba gris.
Vestía un conjunto de túnicas moradas abiertas, con varios cuchillos atados a ellas, exponiendo su figura delgada y musculosa.
Sus manos estaban juntas entre sí y frente a él mientras la miraba, con su voz tranquila.
—¿Qu-quién eres?
—tartamudeó Helena, sintiendo como si reconociera débilmente a la sombra, como si algo sobre él jalara de sus recuerdos.
—Mi nombre de nacimiento era Farrow.
—Sus ojos eran profundos e interminables fuentes de oscuridad, amenazando con arrasar el mundo mientras le asentía en respuesta el saludo a Helena.
Sus palabras eran gentiles, al igual que su expresión mientras la miraba.
Mientras hablaba, Helena se dio cuenta de algo.
Sabía quién era.
Había visto esta sombra en particular, hace muchos años atrás.
En un duelo hace mucho tiempo, cuando el hombre a quien conocía y amaba como a un padre había sufrido una herida permanente y siniestra que nunca podría curar.
La gran batalla que ocurrió hace docenas de años, entre el Gran Señor Marcus Aurelius y…
—Pero probablemente me conoces como Hasith Shanty.
El rey Sombra.
Helena lo miró fijamente, paralizada por un breve instante.
Un microsegundo más tarde dejó escapar un gruñido feroz mientras arrojaba su cuerpo hacia él, y sus puños adquirieron un brillo débil mientras lo atacaba.
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De regreso al lugar de muerte de Quince… El humo y el polvo se habían despejado, después de unos cuantos minutos.
Algunos incendios aún crepitaban, y las ruinas del castillo del Emperador Demonio eran bastante evidentes.
No había casi nadie a la vista, todos los seres, ya fueran una Sombra Demoníaca viva, un Remanente Demoníaco muerto viviente o un Caballero Guardián no vivo, no se veían por ninguna parte.
Casi nadie estaba a la vista…
En ese páramo vacío de destrucción, se podía ver una figura solitaria, arrastrando un cuerpo gravemente herido hacia el lugar donde había muerto Quince.
Mello tosió varias veces mientras tragaba una Píldora de luz, su cuerpo se regeneraba lentamente de las heridas que recibió.
Sacudió los brazos y su pecho varias veces, dando algunos pasos vacilantes mientras avanzaba en la piedra lisa y derretida.
Después de unos segundos de caminar, se detuvo en un lugar en particular.
—Regresa —su voz era suave mientras extendía su mano.
CRUJIDO ZUMBIDO El suelo rocoso se agrietó y se hizo añicos cuando una pequeña daga negra salió disparada en el aire, aterrizando en la palma de Mello.
Mello sonrió al ver esto, mirándola fijamente.
—La espada de corte de cuerpo se rompió, pero tú no —estaba complacido.
—Excelente —tocó en la base de la daga negra, donde estaba colocada una pequeña joya roja.
Esta joya revoloteó con luz por un momento antes de romperse.
Un líquido rojo salió de esta joya destrozada, flotando mágicamente en medio del aire.
Este líquido parecía estar a punto de caer, la zona muerta que cubría esta área aún estaba activa.
—La sangre de mantor gris, suficiente para absorber un linaje completo —Mello sonrió—.
Mi objetivo principal se ha conseguido.
Después de un momento, absorbió la sangre, sin esperar.
De inmediato, el líquido desapareció.
Después de pensarlo un momento, Mello se volteó para mirar un lugar no muy lejos de él, exactamente donde Quince había muerto.
Se acercó a este lugar, tocando ligeramente el suelo.
—Sal.
Sé que estás aquí.
Bueno, no puedes oírme, pero deberías poder sentir esto…
—Mello sacó un pequeño fragmento de metal, cortándose la mano y dejando que goteara algo de sangre.
Hubo un momento de pausa en que no pasó nada.
Luego, lentamente, una pequeña hebra de esencia blanca emergió de la tierra.
Esta hebra era pura y condensada, fluctuaba con luz.
Si Dorian lo viera, lo habría reconocido al instante.
Parecía idéntico al alma remanente de Yukeli que estaba unida a su propia alma, incapaz de ser eliminada.
Los ojos de Mello brillaron mientras sacaba una pequeña bolsa.
Luego recogió físicamente este pasivo y blanco remanente de alma, guardándolo con una sonrisa.
—Ahora bien…
—Aplaudió, limpiándose la suciedad y el polvo que había recogido—.
Iré a buscar mi cuerpo principal.
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