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- Capítulo 193 - 193 Capítulo 193 Señor Iñigo
193: Capítulo 193: Señor Iñigo 193: Capítulo 193: Señor Iñigo Editor: Adrastea Works Unos breves momentos después de que había completado la herencia del Orgullo… Después que Dorian obtuviera acceso a la ley del Orgullo, la probó un poco.
La energía lo llenó con una sensación de superioridad no inesperada, mejorando el poder y resistencia de su cuerpo.
«El Orgullo es para el cuerpo.
La Avaricia es para el alma.
La Ira es energía atacante.
La Gula es energía defensiva.
La Lujuria es la percepción del tiempo.
La Pereza es para la recuperación».
En su mente, hizo una lista de las diversas leyes demoniacas que había reunido, además de los poderes que tenían.
«Entonces, ¿qué diablos podría darme la Envidia?» Sus ojos destellaron ante la idea.
«Aunque primero…
Acabemos con este sexto tubo de sellado».
Mientras las sombras demoníacas seguían animando su anterior discurso sobre el emperador demonio, Dorian posó su mano sobre el tubo de piedra.
Débilmente, partículas de luz comenzaron a desprenderse de éste mientras se concentraba.
El mundo retenido por cadenas apareció ante sus ojos una vez más.
Ignoró la imagen fantástica mientras se enfocaba, apretando su mano sobre el tubo de sellado.
—¡Hop!
—al igual que las veces anteriores, tensó sus músculos mientras tiraba del tubo, introduciéndole energía de su alma.
El tubo de sellado interactuaba con esa energía, una sensación de tensión se apoderó de él cuando comenzó a sacarlo TINTINEO Un gran número de cadenas se tensaron en su visión.
Continuó tirando del tubo, con sus músculos abultados.
«Falta poco…
falta poco…» murmuró mentalmente.
Sintió que las cadenas se ponían más tensas, estiradas casi más allá de su punto de ruptura.
Al mismo tiempo, el mundo alrededor de Dorian fluctuaba con energía.
Las leyes del universo fueron lanzadas al caos, convirtiéndose en un desastre confuso a medida que la realidad se estremecía.
Las sombras demoníacas que observaban, todas miraban con asombro, completamente convencidas del poder de Dorian.
—¡Hop!
—gruñó en voz alta por segunda vez y tiró con fuerza.
CHASQUIDO Las cadenas se hicieron añicos.
El mundo pareció dar un latigazo bruscamente cuando la energía caótica se desvaneció abruptamente, la realidad volvió a la normalidad, como si las ondas de energía sísmicas nunca hubieran existido.
—Ahhh —Dorian tiró el tubo de sellado al sentir cierto nivel de dolor en su brazo y en lo profundo de su alma.
La tensión de sacar tantos tubos de sellado en una rápida sucesión estaba empezando a pasarle factura.
RASGADURA Apareció un portal de luz brillante, flotando en la parte trasera de la sala, cerca del trono.
—¡Gran discípulo!
—¡Asombroso!
Los miembros del Consejo Demoníaco lo felicitaron o comentaron sobre su éxito, con entusiasmo en sus voces.
Cada miembro, desde Priscilla hasta Kantor, desde Damal hasta el barón Radishow, tenía los puños apretados y los ojos brillantes.
Para ellos, este era el comienzo del mayor éxito para aquellos que estudiaban las siete grandes leyes de la raza del demonio.
—¡Vengan, mis camaradas practicantes demoníacos!
¡Al último castillo exterior!
—gritó Dorian en voz alta, haciéndoles señas pomposamente.
—¡Woo!
—¡Sí, adelante con valor!
—¡Por supuesto, gran discípulo demonio!
Todas las sombras se apresuraron detrás de él mientras se dirigía hacia el portal.
Estaban alegres y felices, compartiendo sonrisas por todas partes.
Como en la vez anterior, Dorian hizo que un par de ellos se adelantaran corriendo y entraran antes de unirse a ellos, caminando hacia el portal de la luz.
«Es hora de obtener la ley de la Envidia y finalmente terminar con los castillos exteriores…» La energía protectora rodeó a Dorian mientras desaparecía, dejando atrás un escenario de piedra vacío, y el castillo del Orgullo quedó en silencio.
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Mientras tanto, de regreso en la ciudad de Cracktyl, una escena muy diferente estaba teniendo lugar…
—Bayran, ¿entiendes lo que estás haciendo aquí?
—la voz de Kanto Ren era ronca mientras hablaba, la oscuridad se envolvía a su alrededor como una capa.
Púas de sombra oscura flotaban en el aire a su alrededor mientras miraba a través de la calle en ruinas a la sombra que estaba enfrentando.
—El duque Barmo te invitó aquí para detener al señor Iñigo…
¿Pero ahora estás defendiendo a su esposa?
¿Un traidor de la raza Sombra?
Después de que estalló la batalla entre las sombras que defendían la posada Royal House y las sombras atacantes del duque Barmo, la calle se había quedado en gran parte desierta.
Decenas de tiendas habían sido destruidas, obligando a todos los que estaban en las cercanías a huir para protegerse de la batalla de gran escala.
El camino pavimentado de piedra en sí tenía enormes cortes en él, lo que le daba al área la apariencia de una zona de guerra en ruinas en lugar de una ciudad popular.
La apariencia delgada de Bayran se mantuvo inquebrantable, con su caldero de gran tamaño preparado mientras le devolvía la mirada a Kanto Ren.
—Me pidieron que viniera aquí para descubrir la verdad —comenzó, con sus palabras lenta y metódicamente barriendo el aire, —Me dijeron que un héroe falso estaba llevando a un grupo de valientes sombras a su muerte —sus ojos brillaban con una emoción desconocida.
—Fui engañado.
Una poderoso aura rodeó al guerrero-alquimista cuando estampó su pie en el suelo, en una posición preparada.
—Después de ser derribado por el poderoso Señor Iñigo, fui lanzado por el aire durante varias docenas de kilómetros.
Mientras volaba por el cielo, tuve tiempo de pensar.
¿Fue mi técnica de combate la que me falló?
¿Mis propios defectos?
¿Un error que cometí?
—las palabras del alquimista llevaban consigo un sentimiento de determinación—.
Tuve una epifanía entonces, mientras volaba por el aire —asintió—.
Estaba tan enfocado en mi propia fuerza y en mis propios ideales, tan seguro de mí mismo y de lo que creía, que perdí de vista cuál debería ser mi verdadero objetivo.
El poder del señor Iñigo, su fuerte voluntad de perseverar y retar a Moria misma…
Aprendí una lección importante, la que amplió mi dominio de la ley de Corte y me ayudó a ingresar en la clase Rex avanzada —Asintió por segunda vez, bruscamente—.
Y esa lección…
—hinchó el pecho—.
Lo cortante se puede encontrar en cualquier cosa, pero sin la determinación y la capacidad de avanzar, ¡ese filo es inútil!
¡Un arma es tan fuerte como su usuario!
—sus ojos se llenaron de luz—.
Por lo tanto…
—su cuerpo entero tembló, como si las siguientes palabras que estaba a punto de decir fueran un regalo de los Cielos mismos—.
¡El filo no solo se puede encontrar en objetos redondos como este caldero, sino que también en objetos cuadrados, como esta caja!
ZUMBIDO De un anillo espacial, el guerrero-alquimista sacó un gran artefacto dorado de aspecto decorado, con la forma de una caja grande.
—¡No permitiré que lastimes a la esposa de esa sombra!
¡Su determinación es digna de respeto y tengo una gran deuda con él!
BUM El aire voló de Bayran cuando se paró frente a Fabian que estaba derribado, protegiéndolo.
—¡Si quieres llegar a ella, primero tendrás que pasar por mí y mi caja aplastante de los Cielos!
—…
Flotando muy por encima de esta calle en ruinas, se podía ver a un anciano sentado en una pequeña nube.
A pesar de la apariencia vetusta de la sombra, su cuerpo emitía una sensación de fuerza abrumadora, como la de una poderosa bestia.
En este preciso momento…
esa sombra estaba comiéndose una tarta, observando lo que sucedía abajo con una mirada interesada, como si estuviera contemplando una buena jugada y comiendo algunos beneficios.
—Mmm…
mmmmmmmm…
—el excélsior Gamin se lamió los labios con deleite cuando terminó de devorar el pastel.
—Eso sí que estuvo delicioso —se limpió los dedos con una servilleta de tela que sacó de un anillo espacial.
Luego dirigió su atención hacia abajo, donde estaba teniendo lugar la batalla en curso.
Suspiró.
—Señor Iñigo…
confío en mi juicio y el juicio de la campana haydo de búsqueda de la verdad.
Pero…
—sus ojos brillaron—.
Ahora que lo he comprobado, realmente no están mintiendo.
Tu esposa es un vampiro, aunque claramente tiene un alma herida, como dijiste —suspiró, frotándose la frente.
Acababa de recibir otro informe de inteligencia de la Iglesia, el cual examinaba los antecedentes del señor Iñigo y su esposa.
El informe era extenso, el resultado de una intensa investigación y coordinación de expertos en recopilación de información.
De él, en realidad había obtenido muy poco.
Al igual que antes, prácticamente no sabía nada sobre la misteriosa sombra, aparte de su fuerte aparición pública inicial y su proclamada misión.
El hecho de que incluso su investigación más exhaustiva no pudiera descubrir nada, cuando era combinado con los resultados de su propio juicio y la revisión de la campana de la búsqueda de la verdad, llevó a Gamin a la conclusión de que el señor Iñigo debe haber sido entrenado por un experto solitario.
«Tal vez ese experto no sentía ninguna animadversión hacia los vampiros con los que estamos en guerra.
Aun así…
cómo exactamente se conocieron estos dos es todo un misterio».
Golpeó con sus dedos antes de suspirar nuevamente.
—Supongo que debería ir y preguntarle directamente —dijo en voz alta, con una poderosa y enérgica aura reuniéndose a su alrededor.
Sin embargo, en lugar de bajar, se detuvo, sonriendo un poco.
—Pero antes de hacer algo, supongo que debería preguntarte qué es lo que quieres, ¿hmm?
—el rostro de Gamin mantuvo su apariencia alegre mientras el excélsior se giraba hacia la izquierda, con sus ojos penetrando en el aire.
Una sombra transparente y vaga se estremeció ligeramente al ser atravesada por su mirada.
Un momento después, una figura humanoide apareció desde la sombra, sonriendo levemente.
—Excélsior Gamin, sus ojos son tan poderosos como dicen —de la nada, apareció un humanoide ágil y musculoso, vestido con un largo traje negro.
Era atractivo, con el cabello rojo brillante y ojos rojos seductores.
En su espalda había una gran guadaña negra que parecía absorber la luz a su alrededor.
No obstante, lo más importante de todo…
mientras este humanoide sonreía, se podían ver un par de dientes puntiagudos.
Era un vampiro, quien actualmente emitía un aura de clase Rex muy poderosa, que iba entre la clase pseudo-Angelus y la clase Rex avanzada.
Gamin miró al vampiro con los ojos entrecerrados.
—No creo que hayamos tenido el placer de conocernos antes…
pero con una guadaña y un aura así, supongo que sé quién eres.
—el excélsior continuó—.
Balbinus, uno de los cuatro generales de la familia Aurelius —Gamin extendió los brazos, apoyándose lánguidamente en la nube en la que descansaba.
—El único e inigualable —el vampiro pelirrojo golpeó su pecho, sonriendo con alegría.
Parecía pavonearse mientras continuaba hablando, hinchándose como un pavo real—.
Por supuesto que has escuchado mi nombre legendario.
El maestro de la guadaña de Urn, el caballero guerrero de Felandwar, el salvador de Kibab, el remunerador de Egon, el… Gamin agitó una mano hacia él, interrumpiéndolo.
—Sí, sí, definitivamente eres tú —resistió el impulso de poner los ojos en blanco.
La boca de este vampiro obsesionado consigo mismo era casi tan fuerte como el genio maestro de la guadaña en combate—.
Solo que no estoy muy seguro de lo que crees que estás haciendo aquí —la sensación de cortesía jovial entre los dos vaciló cuando los ojos de Gamin se pusieron serios—.
¿Te das cuenta de que estás muy por detrás de las líneas enemigas, sí?
¿Y de que ustedes están en guerra con la Comunidad Sombra?
De hecho, estamos bastante cerca de donde está apostado el mismísimo rey sombra —Gamin se levantó lentamente.
Mientras se movía, la feroz aura que su cuerpo emitía de manera natural parecía temblar.
—Estoy bien enterado, Gamin.
Pero no es como si tú o la Iglesia apreciaran al rey sombra, ¿no?
Él empezó esta guerra por su cuenta.
¿Por qué deberíamos ser considerados enemigos cuando ni siquiera eres parte de su facción?
—las palabras de Balbinus eran frías mientras hablaba, su arrogancia y confianza manaban juntas.
A pesar de eso, había cierta lógica en sus palabras que Gamin no podía negar.
—Aparte de eso, estaría feliz de darte una explicación…
pero no puedo permitir que hagas daño a esa pajarilla allí abajo.
Me temo que ella está fuera de los límites.
Cuando terminó de hablar, el tono jovial se desvaneció por completo, y un aura oscura estalló desde el poderoso vampiro.
Gamin mostró una pequeña sonrisa.
—¿Crees que puedes interferir con mi investigación por tu cuenta, Balbinus?
Dicen que eres arrogante, pero no oí que fueras un descerebrado.
El aire alrededor de Gamin pareció temblar.
De repente, Gamin pareció cambiar.
Su apariencia física seguía siendo la misma, al igual que su tamaño y otras cosas visibles.
En cambio, su cuerpo emitía cierta sensación que era imposible de confundir.
Una sensación de desenfreno, de ser sin límites, como si de repente se hubiera convertido en algo más allá de una sombra, más allá de un ser normal.
Como si hubiera superado cualquier límite en su crecimiento o físico, transformándose de una Sombra normal…
a algo más.
Un aura que solo un experto que había dominado la magia límite y había entrado en la etapa pseudo-Angelus podía emitir.
Si Dorian hubiera estado aquí, habría descrito el aura en una sola palabra.
Aterradora.
Era como si un enorme dragón hubiera sido atado y encadenado dentro del cuerpo de una sombra, mejorando su físico a un grado tan enorme que apenas podía ser considerado una sombra.
—Independientemente de lo que yo piense, aun eres un enemigo declarado con el que la Comunidad está en guerra.
Creo que me darás esa “explicación” justo aquí y ahora.
Los ojos del excélsior Gamin no permitían discusión mientras comenzaba a dar un paso adelante, listo para atacar y capturar al vampiro.
Balbinus miró a la sombra en frente de él, con un solo pensamiento en su mente.
«Gran señor Marcus, tu sabiduría y planificación son las mismas de siempre».
Sus ojos brillaban.
«¡Hay una damisela débil pero hermosa en peligro y un enemigo malvado y monstruoso que debe ser derrotado, todo mientras está detrás de las líneas enemigas!
¡Esta batalla encajará perfectamente en mi nueva obra!» ..
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ZUMBIDO Dorian salió dando traspiés del portal, su habilidad pasiva de Gracia exuberante lo ayudó a recuperarse al instante mientras inspeccionaba rápidamente su entorno.
Lo habían escupido en lo que parecía una gran isla de piedra.
Había árboles de piedra tallada, una pequeña casa, incluso un foso de algún tipo con un puente que conducía al otro lado.
El agua real que fluía corría a lo largo de este foso, salpicando.
De pie a una docena de metros de él, el barón Radishow estaba hablando animadamente con una sombra vestida con una armadura metálica con una espada atada a la parte baja de su espalda.
Esta sombra en particular tenía brillantes ojos azules visibles detrás de la máscara que llevaba, con energía azul crepitando alrededor de sus avambrazos blindados.
Dorian lo reconoció como el miembro del Consejo descrito por los demás como Hallow.
ZUMBIDO Detrás de Dorian, llegaron todos los miembros del Consejo Demoníaco, vestidos con equipos protectores.
Todos tenían miradas ansiosas en sus ojos, la emoción corría en el aire.
—¿Hmm?
—murmuró Dorian mientras miraba fijamente a las sombras que hablaban.
—…es ridículo siquiera pensar, claramente un disfraz… —la sombra que estaba hablando con el barón Radishow se interrumpió al ver a Dorian, dando vueltas.
—Ustedes tontos…
Este “gran discípulo demonio” no se llama realmente señor Obelisk…
—comenzó Hallow, su voz hacía eco—.
¡Él no es otro que el señor Iñigo!
—apuntó con el dedo a Dorian despiadadamente.
—¡Rápido!
¡Derríbenlo!
Dorian parpadeó.
Su corazón se desplomó mil pies, su cerebro se aceleró al escuchar a la sombra acusarlo.
—¿Qué?
—balbuceó, fingiendo estar confundido.
Cuando los sentidos de Dorian se pusieron al máximo, rápidamente notó que todas las otras sombras miraban confundidas fijamente al orador.
—¿Cómo te atreves a acusarme de algo?
¿Crees que no tomaré represalias simplemente porque ambos somos usuarios de la ley demoníaca?
—su voz retumbó mientras proyectaba múltiples auras, las leyes demoníacas que era capaz de usar extraían energía del aire.
«El poder de la ley es algo débil aquí, otra vez», notó, sintiéndose ligeramente más confiado.
En cualquier lugar cerca de un tubo de sellado, las leyes del universo parecían ser universalmente más débiles, a pesar de que había destrozado muchas de las cadenas que sellaban Moria.
—Ni siquiera te he visto antes —mientras hablaba, torció el Destino, tratando de hacer que la situación fuera más favorable para él.
La energía abandonó su alma, pero solo una pequeña cantidad.
Sus poderes de torcer el Destino no eran omnipotentes, y parecía que había demasiadas figuras de alto nivel aquí para que él lo cambiara mucho con facilidad.
—Hmph, “lord Obelisk”, soy Hallow, el maestro de la Envidia.
Veo directamente a través de ti.
Sé de tu astucia —Hallow extendió sus manos frente a él, energía eléctrica surgía de sus brazos.
ZUMBIDO El espacio pareció congelarse.
Dorian parpadeó al sentir esto.
Grandes cadenas hechas de fuerza invisible parecían haberse colocado sobre sus brazos y piernas, inmovilizándolo.
«¿Hmm?» Dorian se movió ligeramente, al sentir la sensación increíblemente sólida que emitían las cadenas.
Era como si la realidad misma se hubiera congelado.
Débilmente, dentro de las cadenas, Dorian podía sentir fluctuar la energía de una ley.
«Cuerpo perfecto.
Leyes…» Uno por uno, Dorian activó todos sus poderes demoníacos o habilidades útiles.
A pesar de su gran uso de energía durante las últimas horas, los múltiples bautismos que había experimentado lo habían mantenido con energía y fuerza.
Inmediatamente, su cuerpo se transformó, las estadísticas base de su demonio de equilibrio evolucionaron de una manera enorme.
El mundo a su alrededor se ralentizó, mientras la energía protectora y atacante cubría su cuerpo.
Con un solo movimiento de su brazo, desgarró las cadenas espaciales que lo habían congelado, haciendo que el movimiento pareciera casi casual.
A pesar de eso, se sintió inquieto en su corazón.
«Incluso con el poder de la ley debilitado aquí, esa cadena era increíblemente fuerte.
Podía sentir la energía de la ley fluyendo en su interior.
¿Está relacionado con la ley de la Envidia?» Desplazó los pensamientos a un lado de su mente mientras daba un paso adelante, con su aura abrumadora.
—Soy el señor Obelisk, discípulo del emperador demonio.
He luchado contra seres que ni siquiera puedes imaginar, he estado en lugares tan extraordinarios que ya ni siquiera existen en la realidad.
He visto cosas que nunca verás, he hecho cosas que todos ustedes nunca harán —su voz retumbó, haciendo temblar el aire mismo.
Todas las sombras que habían venido con él se estremecieron, sus ojos estaban llenos de devoción mientras eran barridos por su aura.
Cada pizca de sentimiento que emitía era como la de un poderoso gobernante demoníaco.
—No cuestionen mi autoridad —sus ojos ardían como si perforara agujeros en la cara de Hallow, el aire crepitaba a su alrededor.
Hallow parecía aturdido, incapaz de responder a la brevedad.
Sin embargo, la ira y el rechazo a aceptar a Dorian permanecían en sus ojos.
«Maldición, no puedo simplemente fingir para pasar más allá de él».
El corazón de Dorian se hundió al darse cuenta de esto.
Su mente se adelantó a él mientras revisaba cada opción que tenía.
Cuando echó un último vistazo a los diversos miembros del Consejo, recordó algo que algunos de ellos habían mencionado anteriormente, cómo echaban de menos al maestro de la Pereza.
«Ese no es el único miembro del Consejo que falta…» Cuando este pensamiento apareció en su mente, la inspiración golpeó.
—No temas, no voy a golpearte por haber sido engañado.
Después de todo, solo he llegado a esta conclusión recientemente, después de saludarlos a todos ustedes.
—la voz de Dorian tenía cierto nivel de grandeza.
—En mi viaje aquí para desellar a Su Alteza, el gran emperador demonio, fui constantemente atacado y cazado.
Mientras atravesaba esta prueba, este peligroso viaje, gravemente herido y debilitado, me enteré de lo que sucedía en el mundo alrededor —sus ojos destellaron—.
En concreto, aprendí sobre un tipo de criaturas conocidas como anomalías.
Hizo una pausa.
Sus palabras habían tomado a todas las sombras por sorpresa, incluso a Hallow, mientras lo miraban fijamente, expectantes.
—Reconozco estas anomalías, porque, en mi época antes de ser sellado, personalmente conocí y luché contra un hombre que tenía la intención de aniquilar a nuestra especie.
Aprendí de los experimentos en los que trabajó antes y después de la batalla final.
experimentos que podrían terminar con resultados como estas anomalías —su voz era fría—.
Un hombre llamado Yukeli Shorn.
El aire tembló.
Cada sombra demoníaca miró a Dorian, con toda su atención dirigida hacia él.
—He tenido mis sospechas, pero ahora estoy seguro…
—los ojos de Dorian brillaron cuando levantó la vista, sus palabras causaron que el aire temblara—.
Los motivos por los que fui perseguido constantemente…
los motivos por las que fui desellado…
los motivos por los que todos ustedes están aquí…
—¡Todo es por ese hombre!
—¡La criatura que conocen como Quince no es otra que una anomalía manipuladora!
¡Un engendro del propio Yukeli!
Había hablado con las sombras sobre los otros miembros del Consejo Demoníaco que estaban en el planeta.
Además del ausente duque Orbit y Hallow, también había otro miembro del que le habían informado.
Quince.
La anomalía que ya había conocido antes.
—¡Y la sombra que conocen como señor Iñigo no es otra que Quince!
¡O un clon o uno de sus compañeros anomalías, que apuntan no solo a mí, sino a todos ustedes también!
—sus ojos brillaron—.
¡Todos ustedes han sido atraídos aquí por una razón!
¡Él no solo quiere eliminar todos los remanentes demoníacos aquí, sino que también quiere matarlos a todos ustedes, a mí y evitar el regreso del emperador demoníaco!
—¡Quince es el señor Iñigo!
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