- Inicio
- La Reclamación Virgen de la Bestia
- Capítulo 210 - Capítulo 210: Mi Fobos - Parte【4】
Capítulo 210: Mi Fobos – Parte【4】
—No hay necesidad de todo eso con este monstruo —Deimos se ríe entre dientes mientras se inclina ligeramente hacia mí—. Abre tus brazos, Tea —dice él y rápidamente obedezco abriéndolos ampliamente como sugirió. Elena me estudia fríamente y mi posición actual por unos segundos solo para lanzarme esa sonrisa característica y lanzarse hacia mí con todas sus fuerzas, atrapándome completamente por sorpresa.
Se desploma en mi calor y yo la agarro con ojos grandes mientras ella aprieta los botones delanteros de mi blusa y deja escapar un grito agudo de satisfacción. —A Elena le encanta conocer lobos nuevos, es muy… enérgica —murmura Lumina bajo su aliento seguido por un suspiro callado de cansancio.
—Ella es un pequeño monstruo. Los problemas que a menudo nos da no se pueden comparar con los de su hermano —añade Deimos.
—¿Un pequeño monstruo? Realmente no lo creo. Mira lo linda que eres. Tu cabello es hermoso, Elena —la acaricio mientras ella atrapa un mechón suelto de mi cabello examinándolo con perplejidad—. ¿Te gusta el color de mi cabello? Bueno, es mucho más claro que el tuyo supongo —luego atrapa mi collar y tira de él como a veces hace Tadeas, los cachorros tienden a encontrar la hoja dentro del colgante bastante fascinante debido a los colores contrastantes—. Tío Fobos me lo dio cuando tenía diez años. ¿Te gusta? —le beso la frente y ella es rápida para acurrucarse en mi calor mientras se frota por todo mi cuerpo.
—Ella te toma cariño —ríe Lumina.
—Fobos —me giro para echar un vistazo al imponente macho que ha estado observando en silencio todo lo que sucede desde detrás de mí. Frunzo el ceño cuando encuentro mis ojos con los suyos que miran hacia abajo a Elena y a mí con tanto anhelo que me duele el corazón—. ¿Por qué me miras así, tonto macho?
Él no me responde pero simplemente mira de mí a Elena y luego de vuelta a mí, lo que me da mi respuesta. Le hago señas para que se acerque y él presta atención a mi gesto rápidamente agachándose a mi lado para echar un vistazo a la pequeña desde sobre mi hombro teniendo cuidado con sus acciones pues no desea asustarla. —¿Acaso no me ves embarazada de dos de tus crías? —le pregunto acariciando su rostro con mi palma izquierda mientras él se acurruca en la piel tierna, cerrando los ojos disfrutando de las emociones que despierto en él.
—¿Y si ambos son machos? —pregunta con sus ojos caídos, un destello de tristeza apoderándose de sus facciones que conmueven mi corazón, está un poco aprensivo, lo veo. Tener una hembra es algo que realmente desea y quiero dárselo.
—Entonces simplemente podemos intentarlo de nuevo —mi tono es salaz, lo que hace que él gruña juguetonamente hacia mí solo para inclinarse y mordisquear mi mejilla con afecto.
—¿Tan pronto nazcan? —sus ojos brillan mientras yo entrecierro los míos con pretendida furia.
—Dame un respiro, bestia —le golpeo el pecho con mi puño lo que hace que él eche la cabeza hacia atrás para dejar escapar una rica risa vibrante—. Siempre bromeando, este estúpido macho mío.
—Elena —él susurra su nombre con una ternura apasionada acompañada de una gentil sonrisa en su rostro mientras se inclina en mi calor posicionando el lado de su cabeza contra la mía mientras agarra unos cuantos mechones de su cabello sintiendo la suavidad entre sus dedos. Ella se sobresalta cuando él la llama por su nombre, sus ojos grandes se desvían para mirarlo fijamente y su sonrisa se agranda.
La cachorra lo observa con una inclinación de su cabeza como si estuviera desconcertada por su aspecto, pero después de unos segundos de mirarse en silencio, ella ríe y hace movimientos para que la alce —¡Papá! —Elena grita lanzándose hacia el calor de Fobos exigiendo que la cargue mientras todos los presentes en la habitación mantenemos nuestros ojos fijos en ella con perplejidad, asombrados por sus travesuras pues no lo esperábamos.
—¿Esa pequeña monstruo mía acaba de llamar a mi hermano papá? —Deimos gruñe, sus labios se curvan hacia arriba para exponer sus dientes con desagrado.
—Supongo que es porque ambos tienen rasgos similares. Después de todo, son hermanos, no te preocupes Deimos, pronto aprenderá a diferenciar —trato de suprimir su tormenta interna pero él tiene sus esmeraldas entrecerradas pegadas a su hembra que está montando a un perplejo Fobos como si fuera un árbol, lo que me hace reír en voz alta.
Fobos cede a sus demandas y rápidamente se levanta para pararse sobre sus pies solo para inclinarse y levantar a la ansiosa hembra que se ve tan diminuta en sus brazos —Arriba, arriba —ella rebota en su agarre tratando de trepar aún más y él mira a sus padres con perplejidad.
—Ella quiere sentarse en tus hombros —interviene Lumina y mi macho es ágil para hacerlo. Tan pronto como la posiciona sobre sus hombros, ella chillida con deleite mientras mueve alegremente las piernas. Mi macho deambula por la habitación con Elena sentada sobre él y ella nos saluda a todos con emoción pues probablemente está viendo un mundo nuevo con esa altura.
—Veo que tu macho también desea una hembra —sonríe Lumina mientras se adelanta con Tadeas en sus brazos. Él está cómodo con Lumina, se siente tranquilo, lo que es bastante inusual. No le gusta que lo toquen lobos ajenos, especialmente hembras que no conoce o reconoce.
—Sí, ha querido una desde que nació Tadeas.
—Igual que Deimos.
—¿Deimos también?
—Oh, diosa sí. No había pasado ni siquiera unos meses adecuados desde que di a luz a Kal y ese ridículo macho mío miraba a cada cachorra con tanto anhelo. Supongo que los hermanos son iguales en esto.
—¿Cómo es Deimos con Elena? —pregunto con curiosidad.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com