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- La Reclamación Virgen de la Bestia
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Capítulo 209: Mi Fobos – Parte【3】
—Él es muy tímido y tarda en acostumbrarse a lobos nuevos. Ponlo en el suelo, Fobos, que camine y se acostumbre a su presencia —dijo.
Mi pareja lo baja lentamente a pesar de sus quejidos de protesta y lo incita suavemente por la espalda para que avance, pero Tadeas corre a refugiarse detrás de las piernas de su padre, que logran cubrirlo completamente de nosotros, solo para asomar cautelosas miradas a los cuatro. Deimos se levanta del sofá llevándose a su compañera consigo para agacharse junto a las piernas de Fobos, lo que hace que mi macho se encoja visiblemente y se agarre al material de los vaqueros de su padre buscando protección.
—Tadeas, mira a quién tengo en mis brazos —su voz es calmante, casi como un susurro de llamado que hace que mi cachorro se asome nuevamente desde detrás de Fobos para mirar a Elena, ahora despierta, quien también lo observa con asombro. Sienten curiosidad el uno por el otro, es su primer encuentro —. Esta es tu prima, se llama Elena.
Elena instantáneamente abre la boca para ofrecer una amplia sonrisa desdentada solo para empezar a balbucear palabras incomprensibles que hacen reír a Fobos y a mí en voz alta. Tadeas cautamente da un paso hacia adelante manteniendo sus ojos en la cachorra que ríe emocionada por conocerlo, después de todo tienen edades parecidas con solo una pequeña diferencia. —Dame tu mano —ofrece Deimos su palma a su sobrino, quien lo mira con desconfianza, todavía no confía en él y Deimos lo entiende. De inmediato mete la mano en su bolsillo para sacar un pequeño caramelo envuelto en un papel brillante que hace brillar los ojos de mi macho de emoción, le encantan los objetos que relucen —. ¿Lo quieres?
Tadeas asiente con entusiasmo a la pregunta de su tío, lo que hace que la sonrisa de Deimos se ensanche aún más. —Entonces dame tu mano —me arrodillo a su lado y él inmediatamente se precipita hacia mi calor, aferrándose a mi blusa como si su vida dependiera de ello mientras me mira hacia arriba con ojos llorosos suplicándome que tome el caramelo en su nombre. Tadeas no habla mucho, solo dice unas pocas palabras de vez en cuando, pero en general es un macho tranquilo y tímido, prefiere mantenerse para sí mismo y muestra sus emociones a través de acciones.
—¡Está bien Tadeas! ¡Ay, Dios mío, mira qué brillante está ese caramelo! Desearía poder tenerlo, pero el tío Deimos solo quiere dártelo a ti, así que tienes que tomarlo de él —lo arrullo y mis palabras lo hacen volver a mirar el caramelo, sus ojos brillando de deseo. Este mío es extremadamente tenaz como su padre y al final del día siempre consigue lo que quiere.
—Si lo tomas, también te dejaré conocer a Elena —Deimos añade otro premio a su oferta.
—Vamos —le impulso echando una mirada por encima del hombro para ver a Lumina grabándolo todo con su teléfono, sus ojos rebosantes de adoración—. Luego le pediré que me envíe una copia.
Elena está deseosa de conocer a Tadeas, pues tiene sus manitas extendidas hacia él como si le pidiera que la cargue, y mi macho da otro paso adelante sus ojos alerta balanceándose de un lado a otro entre Deimos y su compañera. Su tío presiona el caramelo en la palma de Elena obligando a mi pequeña bestia a buscarlo de ella en cambio. De esta manera, consigue el caramelo y también conoce a su prima por primera vez.
Se acerca poco a poco tambaleándose hacia ella hasta que se encuentra justo delante de ellos. Cuando se arriesga a tomar el caramelo de ella, Deimos lo atrapa por la cintura aplastándolo contra su amplio pecho tonificado solo para levantarlo rápidamente mientras se pone de pie. Tadeas comienza a emitir fuertes quejidos de miedo mientras lucha contra el pecho de su tío, incómodo con toda la situación, pero Deimos no cede, más bien inclina su cuello hacia un lado forzando al chillón cachorro a inhalar su olor.
Le toma unos minutos relajarse en sus brazos, la paciencia de Deimos les permite adaptarse el uno al otro y eventualmente sucede, pues Tadeas se inclina lentamente para posar su mejilla sobre el hombro de su tío y oler su nuevo aroma —¡Allá vamos! —Deimos ríe mientras Lumina chilla de alegría saliendo de detrás de mí para irse a parar al lado de su macho.
—Mira qué adorable es. Sus ojos azules son verdaderamente penetrantes, ¿verdad? Quedé hipnotizada cuando los vi por primera vez —Lumina se deshace en elogios.
—Desde luego que lo son, los ha heredado de Fobos. Los suyos también eran así de claros cuando era más joven, pero suelen oscurecerse con los años —Deimos responde mientras frota la punta de su nariz entre los rizos de Tadeas.
Miro hacia Elena, que tiene sus hermosos ojos grises pegados a Tadeas y no puedo evitar querer conocerla de la misma manera —¿Te importaría si me presento a tu compañera? —mi pregunta hace que Deimos y Lumina desvíen su atención hacia mí mientras lo consideran. Será un proceso similar, necesitaré atraerla hacia mí y luego tomarla por sorpresa para que se vea obligada a oler mi olor.
—Por supuesto, te pido disculpas, deberíamos haberlo hecho primero. Después de todo, es la primera vez que la ves —Lumina murmura mientras echa un vistazo fugaz a su compañera. Me arrodillo frente a Deimos con la ayuda de mi pareja y sonrío nerviosamente a su compañera, mi mente ideando tácticas que podría usar para atraerla hacia mí. Me pregunto si le gustará estar en mis brazos.
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