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Capítulo 204: Sorpresa – Parte【3】

—Bastante bien. Me permitieron terminar muchas de mis tareas del día, incluso pude hornear este pastel para ti.

—¿Tareas? ¿Qué te dije, Tea? —muestra sus dientes en una mueca de reprimenda, mostrándome su disgusto porque desobedecí sus deseos.

—No puedes esperar que simplemente me siente y descanse todos los días, Fobos. No me gusta no hacer nada —sus ojos se estrechan aún más al considerar mis palabras y se relajan mientras un suspiro de resignación sale de su boca—. Sabe que no puede luchar contra mí en esto.

—Las plantas de tus pies, ¿te duelen? ¿Quieres que te las masajee? —rodea mi delgado tobillo derecho con sus dedos esbeltos y levanta mi pierna para examinar bien la planta de mi pie—. Una vez que la ha inspeccionado, hace la misma evaluación con la izquierda.

—Estoy bien, solo me senté en el sofá mientras el pastel se horneaba. Pero ahora me duelen los brazos —río mientras él rápidamente arrebata el pastel de mis manos, liberándolas y entregando un beso devoto en mi frente.

—Gracias por el pastel, mi hembra.

—Tengo tres regalos para ti hoy.

—¿Tres? Me estás malcriando demasiado, ¿verdad?

—Y seguiré malcriándote hasta el final de tus días, como tú me mimas, mi bárbaro. Ahora ven, déjame dártelos —estoy emocionada, lanzo mis piernas sobre la cama mientras capturo su muñeca y lo arrastro tras mi carne mientras él tropieza detrás de mí con su ser desnudo—. Veo que tampoco me darás tiempo para vestirme. Me pregunto de quién es el cumpleaños hoy que mi reina está tan ansiosa —ríe mientras el sonido de sus talones choca con nuestros suelos de madera persiguiéndome.

Lo llevo hacia la sala de estar y lo empujo sobre el sofá mientras él se derrumba en él con ojos grandes pero traviesos, inclinándose hacia adelante para colocar el pastel en la mesa frente a él. Me pregunto por qué no lo está probando, porque a este macho mío le encantan los dulces, pero aquí está, llevándolo como si fuera un juguete.

Fobos inclina su cabeza hacia arriba para relajarla contra el respaldo del sofá y sensualmente separa sus piernas para mí, mirando fijamente en mis orbes dilatados con un calor abrasador que me envuelve por completo. Está desnudo de pies a cabeza, sin nada que oculte ni un centímetro de su carnosa y tentadora carne y mis glóbulos voraces devoran su ser masculino desde sus pechos carnosos hasta las crestas de sus abdominales prominentes que se flexionan maliciosamente hasta el más mínimo movimiento y finalmente a su gruesa polla venosa que se está endureciendo gradualmente bajo mi mirada. Le gusta que yo esté abiertamente babeando por él, pues eso le resulta tentador. —Me habría levantado mucho más temprano si supiera que mi hembra iba a tomar la iniciativa y dominarme de esta manera.

Mis mejillas se sonrojan intensamente ante su provocación intencionada mientras una sonrisa de entendimiento permanece en su rostro encantador. Corro hacia el cuarto de estudio y rápidamente recojo dos de sus regalos que había escondido allí y regreso corriendo donde está sentada la bestia esperando pacientemente para atraerme a la trampa que ha dejado descubierta, y cuando finalmente estoy enganchada en ella sin duda me arrastrará hacia su cuerpo para devorar mi carne sabrosa.

—Tres regalos —le informo una vez más con voz temblorosa y debo admitir que sueno completamente sin aliento en este momento. Los ritmos de mi corazón se aceleran cuando contemplo el fiero deseo crudo que él se niega a ocultar pero muestra abiertamente para que yo lo detecte. Quiere comer.

blogTO de regalos. —Asiente confirmando que ha entendido, y sin embargo, sus ojos azules están distraídos porque se deslizan por mi cuello para contemplar el contorno de mis pechos voluptuosos que una vez más han crecido enormemente. Nunca deja de ingerir cada centímetro de mi ser una y otra vez cada noche, pero su vientre nunca está satisfecho, su hambre nunca saciada, y su sed de beber mi coño nunca saciada. Él es y siempre estará necesitándome.

Lentamente saco el ramo detrás de mí y se lo ofrezco, su mirada pasa de mis senos invitantes a observar el fresco ramillete de fresias silvestres. —Primer regalo —murmuro tímidamente mientras la punta de sus labios tiembla para dibujar una amplia sonrisa. Jadeo cuando él deliberadamente roza sus ávidos dedos contra los míos al arrancarlas de mi agarre.

Mi macho lo lleva hacia su nariz y toma una honda inhalación mientras cierra los ojos apreciando su embriagador aroma. —Todo lo que huelo es a mi hembra —pronuncia con voz baja e inmensamente ronca, imbuida de su deseo chorreante por mí. —Eres el único lobo que jamás me ha regalado flores desde que eras un cachorro.

—¿Recuerdas lo que te dije la primera vez que te regalé un ramo de flores? —pregunto con una sonrisa tierna mientras mi mente envía hermosas imágenes de aquel día. Fobos había estado muy sorprendido, pero también complacido por mi consideración.

—Traeré flores cada vez que venga a visitarte para que, estés donde estés o vayas, las flores con su aspecto y aroma te recuerden a mí. Esto fue lo que dijiste —mi sonrisa se suaviza mientras él susurra las palabras exactas que le transmití, fue una especie de juramento informal que vino de mi parte, supongo, porque de hecho le regalé flores siempre que pude y cada vez él las aceptaba con alegría. —Es bastante divertido, debo decir.

—¿Qué?

—Primero olías a girasol para mí, carente de cualquier aroma, luego se transformó en uno de fresias. Siempre una flor, mi flor —él susurra y mi corazón se hincha ante su verdad. Su flor. Siempre suya. Levantando sus serios ojos entrecerrados para considerarme, me hace un gesto para que me acerque más a él, llamándome hacia adelante con su dedo índice. —Ven.

Sin decir otra palabra, doy pequeños pero cautelosos pasos hacia él y me inclino a su nivel de los ojos según su instrucción indirecta. Fobos saca la fresia sueltamente colgante del ramo solo para guiarla hacia mis cabellos e insertar el tallo en la espesura sedosa, forzándola a sentarse sobre mi oreja.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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