- Inicio
- La Reclamación Virgen de la Bestia
- Capítulo 196 - Capítulo 196: Profecía del Vůdce - Parte【2】
Capítulo 196: Profecía del Vůdce – Parte【2】
—Sus pesadas bolas golpean duramente contra mi lloroso coño —los ensordecedores sonidos de nuestros cuerpos estrellándose en esa otra de nuestras bruscas folladas reverberan a través de las paredes de nuestro nuevo hogar mientras enrollo mis piernas más firmemente alrededor de su gruesa cintura, mis uñas arañan su espalda musculosa mientras él muerde mi marca extrayendo sangre y yo tiemblo en su abrazo. Es voraz cuando se trata de devorarme, su vientre tarda en llenarse, no se detendrá hasta estar satisfecho.
—Fobos yo… yo-
—¿Qué deseas, mi luz de luna?
—Hazme correr —le ruego guiando su traviesa mano hacia mi necesitado coño y él atiende mi petición, pues comienza a pellizcar y a circular mi inflado clítoris con una velocidad inmensa que todos mis sentidos se consumen por la sensación de mi clítoris siendo manipulado. Quiero más, necesito más. Esa sabrosa mezcla de dolor y placer combinándose en uno, eso es lo que prefiero.
—Luchando contra su pecho, le empujo lejos unos pasos para darme espacio y su polla sale de mi coño, no se suaviza sino que permanece en posición esperando ser engullida de nuevo. Él frunce el ceño desconcertado porque no entiende mis travesuras, pero pronto lo hará —bajando para ponerme de pie sobre mis tambaleantes pies, apoyo mis palmas sobre la encimera y me doy la vuelta para agacharme y presionar mis pechos contra la fría textura. Levantando mis caderas hacia arriba, saco mi trasero moviéndolo de un lado a otro provocando al bárbaro cuya comida interrumpí a mitad.
—Sé lo que quieres de mí, pero no te lo daré hasta que lo digas en voz alta —él dice deslizando sus ardientes yemas sobre las suaves carnosas mejillas de mi trasero. Guardo silencio con las mejillas ardiendo hasta el punto de que resulta insoportable. Pensé que captaría la indirecta y simplemente seguiría, pero nunca es tan fácil con un macho que adora provocarte, que adora presenciar tus reacciones ante ellos —dilo —él gruñe calurosamente en mi oído mientras azota mis empapados pliegues de labia con su húmeda polla sin penetrarme, simplemente ofreciéndome mi comida que no podré comer a menos que le dé lo que exige.
—Azótame Fobos —murmuro clavando la vista en la pared frente a mí, incapaz de encontrar su ardiente mirada que está quemando mi carne.
—Qué debo hacer, no castigo a menos que hayas hecho algo para merecerlo —él acaricia mi palpitante entrada con la masiva punta de su polla y yo muevo mis astutas caderas hacia atrás esperando cogerlo desprevenido, pero él me captura en su lugar manteniéndome quieta, sin dejarme obtener algo tan fácilmente —soluciones, Tea. Dame una razón para azotarte.
—Aprieto los dientes y miro alrededor de la cocina en busca de algo que me haga merecedora de su pecaminoso aunque placentero castigo. Justo a mi lado hay dos vasijas caras que fueron un regalo de uno de los Alfas que está bastante cercano a Fobos, me había dicho que las guardara seguras para honrar la bondad de ese macho. Tenía la intención de mantenerlas en un lugar seguro, uno donde nuestra traviesa pequeña bestia no pueda llegar. Sin otro pensamiento, agarro uno de los platos y lo lanzo casualmente al suelo, observándolo mientras se hace añicos sobre el suelo de madera en minúsculos pedazos.
Un silencio sepulcral sigue al estruendoso sonido de la cerámica rompiéndose y lentamente me vuelvo para vislumbrar a mi atónito macho que presenció todo lo que hice. —No quise hacer eso, fue un error. Por favor no me castigues —mis últimas palabras que salieron con un tono burlón y sugestivo, hacen que su poderosa polla tenga un espasmo, sus ojos ligeramente abiertos se oscurecen en una tormenta atronadora mientras me estudia con destructivos azules.
Cuando coloca su palma sobre mi mejilla derecha del trasero, tiemblo de anticipación ansiosa por recibir la primera palmada. —Ya conoces tus formas conmigo, ¿verdad? —él raspa mientras posiciona su glande en mi goteante entrada una vez más y esta vez sé que experimentaré una follada aún más feroz.
Una mera cuestión de minutos es lo que se necesita para que mi ser tiemble vigorosamente, para que mis rodillas se doblen incapaces de sostener el peso de mi liberación estallante. Cada uno de sus malvados golpes en mis mejillas del trasero me hace gritar mientras mi cuerpo se lanza hacia adelante, apretándome fuerte alrededor de su polla y ordeñándolo hasta dejarlo seco en medio de su feroz follada. Bombeo su polla con las apretadas paredes de mi coño hasta asegurarme de estar alimentada con cada última gota de su espeso y cremoso semen. Es instantáneo como sus ojos chocan con los míos, viendo la forma en que cabalgo esas olas de puro éxtasis con mis ojos nublados y la boca ligeramente abierta. Ningún lobo podría poseer nunca la pasión que Fobos y yo tenemos el uno por el otro.
Abro más mi boca aceptando su lengua viscosa por mi garganta mientras él agarra mi cintura con más fuerza y me tira más hacia su calor envolvente. Gimo en su boca mientras nuestros labios hacen el amor el uno al otro mientras sus palmas masajean con ternura los rechonchos globos de mi trasero aliviando el dolor punzante que siento por su despiadada palmada.
—¿Sientes molestias? —Disculpa, perdí el control de mí mismo —sus palabras son engullidas por mi boca codiciosa que devora sus labios en medio de su habla.
—Estoy bien, Fobos. Disfruté eso —me río en voz alta mientras su pícara nariz se desliza contra la sudorosa piel de mi cuello haciéndome cosquillas y yo me encuentro disfrutando de su juguetón.
—Yo también disfruté eso, mi hembra —dice él mientras besa con afecto la parte superior de mi cabeza—. Dejame hacerte el amor la próxima vez.
—Podemos intentarlo —resulta arduo para Fobos y para mí hacer el amor; nuestros intentos usualmente se convierten en apasionadas folladas donde ambos nos arrancamos la ropa y nos mordemos el uno al otro como bestias hambrientas. Él no puede detenerse y yo tampoco. Mi deseo por su carne es demasiado extremo y el suave hacer el amor no satisface mucho mi vientre, porque aunque mi corazón se siente lleno al final de ello, mi coño y mi cuerpo exigen más de él. Algo más brusco, más salvaje.
—Debemos, es importante para nosotros adaptarnos a hacer el amor —es crucial para nuestra relación.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com