Capítulo 350: OBEDECER O IRSE Capítulo 350: OBEDECER O IRSE —Me has escuchado bien —dijo Belinda mientras caminaba por delante.
Jazmín sintió que su cabeza comenzaba a dar vueltas.
¿Por qué venía la familia real otra vez?
¿Sería para terminar lo que Xaden había empezado?
¿Y tal vez matarla porque temían que ella se rebelaría y trataría de vengar a su manada?
Se preguntaba por la Reina Rosa que había estado enferma y su terrible nieta junto con su propia hija y hermanas
Era un lío familiar con el que Jazmín no quería involucrarse.
Y entonces Jazmín recordó haber visto al Rey y a la hermana de la Reina teniendo sexo.
Ella se ahogó consigo misma.
Había reprimido eso muy al fondo de su mente con tantas cosas sucediendo, y ahora estaba obligada a recordar.
Le enfureció que el Rey le fuera infiel con un hombre tan maravilloso y hermoso con alguien que no se le parecía en nada.
Ella quería mantenerse fuera de todo eso.
¡De todo!
—¡Jazmín!
Y fue devuelta de golpe a la realidad.
—Sí, Lady Belinda —dijo Jazmín.
—¿Si quiera me estás escuchando? —ella exigió.
—Sí, lo siento —dijo Jazmín masajeándose la frente—. Creo que esto es un poco demasiado para mí. No creo querer esta tarea.
—No hay nada que se pueda hacer —dijo Belinda mientras se dirigían a la cocina—. Tenemos hasta la medianoche antes de que los banquetes y los preparativos necesiten estar listos.
Jazmín se sumió en su mal humor finalmente al entrar en la masiva cocina.
Los trabajadores todos se pusieron de pie al entrar.
Jazmín se sintió extraña.
Estas eran mujeres que apenas siquiera la habían mirado cuando ella había llegado aquí, y ahora de repente se le estaba haciendo comandarlas.
Se sentía enferma del estómago.
—Con el fallecimiento de la Señorita Aurora y mi dificultad para dirigir la manada —dijo Lady Belinda—, Alfa Xaden ha hecho de la tarea de Jazmín aquí dar instrucciones sobre cómo se deben preparar las comidas, el castillo se debe limpiar y si hay algún otro trabajo adicional. Así que todas ustedes le responderán a ella. Como todas saben, va a haber un banquete esta noche. Todas deben obedecerla, ya que desobedecerla se vería como desobedecer al Alfa Xaden.
Hubo un murmullo entre la multitud, pero nadie realmente se opuso.
Jazmín sabía que por mucho que algunas de ellas la apreciaran, como la criada que había ido a buscarla antes, todavía había algunas que albergaban odio hacia ella.
—No voy a obedecer a esa puta —dijo una voz familiar.
Jazmín se giró y vio que no era otra que Lisa.
Lisa quien había sido un enorme problema en todo su tiempo en la manada.
La misma Lisa que había sido la cabecilla cuando la golpearon en banda.
Y por supuesto que Jazmín no esperaba que ella le obedeciera.
—¿Por qué tú pequeña puta? —Belinda la regañó—. ¿Crees que estaría parada aquí dando instrucciones si el propio Alfa Xaden no me lo hubiera pedido a mí?
—No me importa si lo hizo. —Lady Belinda estaba a punto de decir algo en respuesta pero Jazmín se adelantó y tocándole el brazo muy suavemente—. De una manera de decir, no te preocupes yo me encargo de esto.
Jazmín se giró de nuevo hacia la pequeña multitud de personas—. Puedes referirte a mí con el nombre que quieras. Bastardo, latente, zorra, puta. Lo que mejor te parezca. No tengo un problema. Pero tengo problema con alguien que no quiera recibir instrucciones. Para ser honesta no quiero hacer este trabajo. Me vino como una sorpresa. —¿Por qué no lo rechazo simplemente? —Porque no tiene uso. Alfa Xaden siempre consigue lo que quiere eso ya todos lo sabemos. —Si no te sientes cómodo con que yo siga sus órdenes para que todos podamos pasar por esto más temprano que tarde, entonces sugiero que trabajemos juntos. —Si no estás de acuerdo entonces…
Jazmín se apartó al lado alejándose de la puerta y señaló la gran puerta negra—. Entonces por supuesto eres libre de irte —dijo Jazmín.
Hubo un silencio absoluto en la habitación. Nadie se levantó para irse, nadie se opuso.
Ella miró hacia Lisa, que tenía la cara arrugada de una manera fea—. ¡Esto no será el fin para mí! —Lisa le espetó a Jazmín mientras subía los pequeños escalones que llevaban a la puerta.
Gruñó de rabia y abrió la amplia puerta antes de cerrarla con fuerza tal que el vidrio tembló contra las paredes.
Jazmín suspiró—. Ahora que eso ha terminado, ¿puedo ver el gallo de Aurora?
Una de las criadas se lo trajo.
Jazmín la recordaba.
Ella era la única chica que había tratado de detener a las otras criadas de golpearla esa noche.
Jazmín miró hacia las palabras ilegibles ante ella.
Aún no podía leer.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó a la chica.
—Mya. —La chica respondió suavemente.
—¿Sabes leer? —Preguntó Jazmín.
Ella asintió y entonces Jazmín le devolvió el papel—. Si fueras tan amable de leerlo en voz alta para mí. Yo no puedo leer.
La chica pareció sorprendida y los demás también parecían estarlo.
Incluso Lady Belinda.
Pero la chica leyó el papel en voz alta y Jazmín tuvo una idea de lo que quería corregir.
Había visto a su propia manada organizar banquetes y sabía lo que se esperaba.
Había visto algunas cosas hechas y hasta había deseado que algún día estuviera en posición de hacerlas ella misma.
Y ahora aquí estaba.
Ella no era tonta.
Sabía por qué Xaden le había ofrecido esta responsabilidad particular.
Los banquetes se planeaban con semanas de anticipación y no en un día.
Él quería que ella fracasara y probar que su ego estaba en lo correcto.
Mantuvo su cabeza bien puesta sobre sus hombros.
Iba a demostrarle que estaba equivocado.
Este iba a ser el mejor banquete que él haya tenido jamás.
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