Novelas Ya
  • Todas las novelas
  • En Curso
  • Completadas
Avanzado
Iniciar sesión Registrarse
  • Todas las novelas
  • En Curso
  • Completadas
  • Urbano
  • Fantasía
  • Romance
  • Oriental
  • General
Iniciar sesión Registrarse
  1. Inicio
  2. La Mordida del Alfa Entre Mis Piernas
  3. Capítulo 525 - 525 El Mordisco en su Cuello
Anterior
Siguiente

525: El Mordisco en su Cuello 525: El Mordisco en su Cuello El baño estaba lleno del suave y tranquilizador patrón del agua cascada desde la tina.

El vapor se elevaba en rizos, empañando el espejo y envolviendo el pequeño espacio en un reconfortante capullo de calor.

La luz tenue de una sola vela parpadeaba, proyectando sus siluetas contra las paredes azulejadas.

Rosina se metió bajo el chorro, el agua perlando en su piel como diamantes líquidos y su cabello pegado a sus hombros.

Draco la siguió, sus manos descansaban suavemente en la cintura de Rosina.

Sus ojos se encontraron, y una conexión tácita se encendió entre ellos.

—Ven aquí —susurró Draco, su voz baja y ronca, apenas audible sobre el ritmo constante del agua.

Rosina se volvió hacia Draco, sus manos deslizándose por su pecho, trazando las líneas de sus músculos como si memorizara cada curva.

—Me trajiste aquí contigo.

¿Cómo puedo escapar?

—susurró seductoramente.

—No puedes —respondió Draco con una risa.

Sus dedos acariciaron la mejilla de Rosina antes de deslizarse por su cuello.

El calor del agua no era nada comparado con el fuego que se encendía dondequiera que se encontraran sus pieles.

—Hmm, qué grosero —dijo Rosina juguetonamente, golpeando el pecho de Draco.

Pero entonces, sus labios se encontraron.

Tentativos al principio, pero el beso se profundizó rápidamente, creciendo en intensidad.

Draco acunó el rostro de Rosina en sus manos mientras sus respiraciones se mezclaban, el agua cascaba sobre ellos, una sinfonía de gotas que coincidía con el ritmo de sus corazones.

La risa de Rosina rompió el beso.

—Oh, mi amor.

Aún tan agresivo como siempre —dijo entre risas.

Aunque habían hecho lo mismo múltiples veces antes, Draco aún estaba adicto a ella.

Draco presionó su frente contra la de Rosina, sus sonrisas incontenibles.

—No puedo evitarlo.

Eres hermosa —murmuró, su voz llena de asombro.

—No seas tan lindo, o podría morderte —respondió Rosina, su voz temblorosa de emoción.

Su mano acarició la mejilla de Draco, su pulgar rozando su barba de días.

Draco soltó una risita suave, su risa profunda y resonante llenaba la habitación como una melodía.

—Siempre has tenido una forma de mantenerte al filo —bromeó, sus labios rozando los de Rosina de nuevo.

—Pero creo que tomaré mi riesgo con tu mordisco.

Rosina inclinó la cabeza, un brillo travieso en sus ojos.

—¿Ah, sí?

—preguntó, su voz baja, casi desafiante.

Se inclinó más cerca, sus labios rozando apenas la mandíbula de Draco antes de que juguetonamente le mordiera el cuello.

Draco inhaló bruscamente, sus manos apretando más su cintura mientras un escalofrío lo recorría.

—Eres un problema —susurró, sus labios curvándose en una sonrisa.

—Quizás.

—Rosina se inclinó hacia atrás lo suficiente para encontrarse con su mirada, su expresión se suavizó.

—Pero no lo tendrías de otra manera.

—No lo tendría —admitió Draco, su voz teñida de honestidad.

—No por nada en este mundo.

El agua continuaba su ritmo constante, el calor creando un capullo íntimo alrededor de ellos.

Las manos de Draco se deslizaron por la espalda de Rosina, su toque suave pero posesivo.

Se maravilló de cuán perfectamente ella encajaba contra él.

Rosina apoyó su cabeza en el pecho de Draco, escuchando el fuerte y estable latido de su corazón.

—Draco —murmuró, su voz apenas por encima de un susurro—.

¿Crees que este momento podría durar para siempre?

Rosina no pudo evitar recordar todos los problemas actuales en su plato.

Le preocupaba que la paz que había creado fuera destruida de nuevo.

Draco presionó un beso en la coronilla de la cabeza de Rosina, sus labios se detuvieron allí.

—Si depende de mí, así será —respondió—.

Te mantendré aquí, en este momento, todo el tiempo que me permitas.

Los brazos de Rosina rodearon el cuello de Draco, atrayéndolo más cerca.

—Quizás para siempre no sea suficiente —dijo suavemente, sus palabras llevando un peso que hizo que el corazón de Draco doliera tanto de amor como de anhelo.

—Es cierto —concordó Draco, riendo—.

Pero por ahora, te deseo.

Rosina miró hacia arriba; sabía lo que Draco quería decir y sentía lo mismo.

Se sentó y abrió sus piernas entre la cintura de Draco.

—Ya estás duro —murmuró, sintiendo el c0ck de Draco vibrando contra su piel.

—Hice mi mejor esfuerzo por mantener la calma, pero maldita sea, me estás volviendo loco —respondió Draco, sus ojos nublados mientras miraba los labios de Rosina.

Rosina se inclinó y lamió los labios de Draco.

—Tan traviesa —susurró y levantó sus caderas, posicionándolas sobre el c0ck de Draco.

—Oh~ mi amor —Draco jadeó, sintiendo la entrada de Rosina rozando su c0ck.

Rosina sonrió ante la reacción de Draco.

Bajó lentamente y sintió como su hoyo se estiraba.

—Ah~ —gimió, inclinando la cabeza hacia atrás en placer.

—Todavía estás muy apretada…

—gemía Draco.

Sentía que su c0ck estaba siendo apretado fuertemente por las paredes de Rosina.

Era la primera vez que hacían el amor de nuevo después de que Rosina dio a luz a su hijo.

No habían tenido relaciones sexuales durante meses desde que Draco quería que Rosina sanara completamente y se concentrara en cuidar a su cachorro.

—…

Extraño esto —continuó Draco.

Era difícil controlar su impulso la mayoría del tiempo, especialmente cuando era luna llena.

Usaba su mano en lugar de hacer el amor con Rosina.

Rosina rió.

—Lo sé.

Lo olí —respondió, levantando sus caderas y bajándolas con fuerza.

—¡Ah!

¡Mierda!

—maldijo Draco.

Sintió un inmenso placer que se disparó en su cuerpo como un choque eléctrico—.

Me estás matando.

—Eso está bien —sonrió Rosina mientras empezaba a moverse.

Era lento al principio, pero se hacía más rápido.

Inclinó el cuello de Draco y lo mordió en el área entre su cuello y su hombro.

—¡Rosina!

Ah~!

—Draco se sorprendió.

Era doloroso y placentero al mismo tiempo.

La sangre goteaba de la piel de Draco y Rosina la lamió.

Las manos de Draco agarraron instintivamente la cintura de Rosina, su respiración errática mientras trataba de dar sentido a las sensaciones que lo recorrían.

Los dientes de Rosina se hundieron más profundamente por un momento, justo lo suficiente para hacer gemir a Draco antes de que se retirara y se limpiara la comisura de la boca con una sonrisa maliciosa.

—Sabes…

divino —ronroneó Rosina, su voz aterciopelada y burlona.

Sus ojos brillaban con un hambre depredadora.

—¿Quieres que pare?

—susurró, trazando círculos perezosos sobre el pecho de Draco.

—No, quiero que continúes, mi amor —siseó Draco.

Agarró la cintura de Rosina, la levantó y comenzó a mover sus caderas.

Empujando su c0ck dentro de su p*ssy lo más profundo que podía.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

Anterior
Siguiente
  • Inicio
  • Contacto
  • Política de privacidad

© 2025 NovelasYa. Todos los derechos reservados

Iniciar sesión

¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aNovelas Ya

Registrarse

Regístrate en este sitio.

Iniciar sesión | ¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aNovelas Ya

¿Perdiste tu contraseña?

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirás un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

← Volver aNovelas Ya

Reportar capítulo