490: La Marca 490: La Marca La mente de Alicia corría, uniendo fragmentos de momentos que habían parecido ecos distantes.
El calor de un abrazo, el sonido de la risa, lágrimas derramadas en soledad, momentos de miedo intenso y un profundo pozo de valentía—ella lo recordaba todo.
Las enigmáticas experiencias que habían rozado su conciencia durante su inconsciencia de un año de repente ganaron claridad.
¿Podrían ser estas sensaciones, estos recuerdos, ecos de una vida pasada?
Como si sintiera su lucha interna, la presencia de Cazador ofrecía un ancla estable.
Él permanecía paciente, permitiéndole navegar la marea de emociones y revelaciones.
La mirada conflictuada de Alicia iba y venía entre los antiguos escritos y los intensos ojos de Cazador, buscando respuestas a preguntas que se extendían más allá de los límites de la lógica.
—¿Son estos…
recuerdos?
¿O me estoy…
imaginando cosas?
—un susurro de vulnerabilidad se coló en su voz.
—No son meras imaginaciones, Alicia Queen.
Son vislumbres de los hilos de una historia que te conecta con algo mucho más grande que el presente —la respuesta de Cazador tenía una tranquilizadora certeza.
—¿Una historia que…
que desafía el tiempo?
—el aliento de Alicia tembló mientras el peso de la comprensión se asentaba sobre ella.
—Una historia que entrelaza almas a través de las eras, moldeando destinos y tejiendo un tapiz de experiencias —Cazador asintió, su mirada inquebrantable.
Con cada momento que pasaba, la lucha interna de Alicia se intensificaba.
El escepticismo que al principio había coloreado su percepción ahora estaba entrelazado con una creciente aceptación de lo inexplicable.
Ella lidiaba con la idea de que su existencia trascendía su realidad actual, que su alma llevaba las impresiones de vidas vividas antes—una noción que tiraba de los límites de su entendimiento.
La presencia de Cazador se sentía como un ancla en el mar de la incertidumbre.
Sus palabras llevaban una convicción tranquila —es mucho para asimilar, Alicia.
Un viaje de autodescubrimiento y revelación que remodelará tu comprensión de la identidad y el propósito.
El peso de las revelaciones se cernía sobre ella, dejando a Alicia dividida entre la familiaridad de su propia realidad y la intrigante posibilidad que se presentaba ante ella—un viaje que desenterraría verdades antiguas y desbloquearía las profundidades de su propia alma.
Mientras los artefactos del cuarto parecían susurrar sus secretos, la mirada de Alicia volvió al retrato que tenía un sorprendente parecido con ella.
Los rasgos del pasado y del presente convergían, difuminando las líneas entre las edades.
La sensación de estar atrapada en el flujo y reflujo del tiempo era a la vez inquietante y emocionante.
La voz de Cazador cortó su contemplación, suave pero resuelta —Tómate tu tiempo, Alicia.
Esta es una revelación profunda, y el camino por delante será uno de transformación profunda.
La mirada de Alicia se encontró con la suya, una tormenta de emociones remolino dentro de ella.
Su lucha interna continuaba, pero bajo la incertidumbre había una curiosidad creciente—una curiosidad que la llamaba a abrazar el misterio ante ella y emprender un viaje que tendería un puente entre su yo presente y los ecos de la historia.
—Si…
si lo que dices es cierto, si llevo la esencia de un ancestro dentro de mí —comenzó con cautela—, ¿qué…
qué significa eso para mi futuro?
Los ojos de Cazador guardaban una profundidad de comprensión —Significa que el pasado, presente y futuro están intrínsecamente entrelazados.
Significa que tu viaje tiene significado no solo para ti sino para la totalidad de nuestra historia compartida.
La incertidumbre de Alicia se mezcló con un nuevo sentido de propósito.
Miró alrededor de la habitación, los artefactos parecían hacer eco con susurros de historias olvidadas.
El peso de sus elecciones y la responsabilidad de su conexión con el pasado descansaban sobre sus hombros.
Nada de esto tenía sentido para Alicia.
El peso de las revelaciones se asentó pesadamente sobre ella, una mezcla de emociones girando dentro de ella como una tormenta turbulenta de la que no podía escapar.
—¿Te gustaría hacer una pausa y volver al evento principal?
No deseo abrumarte —la voz de Cazador ofreció un salvavidas en medio del caos.
La cabeza de Alicia se sacudió en un débil intento de aclarar sus pensamientos.
Una lágrima inexplicablemente escapó de su ojo, y rápidamente la limpió, su sollozo haciendo eco de la confusión que la dominaba.
—Debería…
¿debería creer que mi alma emprendió un viaje?
¿Eso es…
eso es lo que estás diciendo?
—Su voz era un susurro, tembloroso con incredulidad e incertidumbre.
¿Cómo era que solo una caída hace un año la había afectado tanto?
Las palabras de Cazador flotaban en el aire, casi surrealistas.
Luchaba por absorber su significado, lo desconocido amenazando con consumirla.
—Estabas presente en cuerpo pero no en esencia.
El misterio que rodea tu identidad no puede ser explicado por mera casualidad.
Y como dije antes, es posible que no lo entiendas ya que solo has desbloqueado la mitad de ti y no la otra mitad
—¡Espera!
—La fatiga teñía su voz, una mano temblorosa detenía sus palabras.
—¿Qué tengo que ver yo con todo esto?
Digamos que es una coincidencia que esta mujer se parezca a mí.
Digamos incluso que creo la historia loca sobre mi alma emprendiendo un viaje por sí sola y habitando en el pasado.
¿Qué…
qué tiene que ver todo esto conmigo ahora?
¿Por qué querías que viniera aquí?
—preguntó, su voz una mezcla de cansancio y frustración.
La mirada de Cazador se clavó en ella, intensa y comprensiva.
Una mezcla de urgencia y empatía irradiaba de sus ojos, haciéndola sentirse atraída por sus palabras y a la vez aprensiva de ellas.
—Llevas la mitad del alma de nuestro ancestro.
Su esencia —la esencia de su vida de lobo— fluye dentro de ti.
La risa incrédula de Alicia fue una respuesta refleja, la incredulidad la invadió como una ola de marea.
No podía asimilar lo que él sugería.
—¿Estás diciendo que llevo el alma de alguien más dentro de mí?
La gentileza de Cazador contrastaba con la gravedad de sus palabras.
Su tono calmado parecía amortiguar el impacto de la revelación, aunque hacía poco por aliviar su confusión.
—No de cualquier persona, sino de una figura crucial en nuestra historia.
Llevas una marca que significa esta conexión, una que nos une a todos nosotros.
Sus dedos se movieron inconscientemente hacia su cuello, donde había sentido una molestia inexplicable.
Su tacto se detuvo allí, como buscando tranquilidad o anclándose en medio del tumulto.
—No…
no tengo marcas en mí —tartamudeó.
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