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Capítulo 564: La preciada hija del barón (2) Capítulo 564: La preciada hija del barón (2) —Alessandra estaba en la cima de las escaleras, escuchando a los invitados abajo. La voz de su padre competía por ser la más fuerte mientras hablaba bien de su decoración y de ella. ¿Qué necesitaría para que dejara de exhibirla así? La necesidad de ser perfecta para complacerlo la estaba sofocando. Esta sería otra noche de sonrisas forzadas y de hacer todo lo que su padre quería.
—Es una pena que no fueras elegida para ser la próxima reina. Estás vestida como si ya lo fueras.
—Hola Kate —dijo Alessandra, mirando a su derecha a su hermana menor—. ¿Cómo estás?
—Olvidada como siempre, gracias a tener a la hermana perfecta —respondió Kate. Algo en su mente intentaba persuadirla para empujar a Alessandra por las escaleras y quitarla de en medio. Se suponía que su madre debía deshacerse de Alessandra, sin embargo ahí estaba su hermana frente a ella con la ropa más fina.
—Eso no es mi culpa—p>
—¡Sí lo es! Tengo que esforzarme para que padre me note, pero no importa lo que haga, nunca puedo igualarte. Nunca me das la oportunidad de estar en el centro de atención. Siempre se trata de ti. La niña dorada de papá —Kate despreció, enfadada por el nombre que su padre usaba.
—No he estado compitiendo contigo. Tu ira debería ser hacia nuestro padre, quien ha escogido a su favorita. Ser la que él elogia no es todo lo que piensas que es. Soy lo que mi padre quiere que sea. Si intercambiáramos los lugares, lo odiarías —dijo Alessandra. A ella le encantaría que su padre no la necesitara, pero luego se preocuparía por la presión que Kate enfrentaría ya que su padre dirigiría su atención hacia ella.
—Alessandra sabía que Kate la odiaba, al igual que su madrastra, pero Kate seguía siendo su hermana pequeña. No podía encontrar en su corazón odiar a Kate, a pesar de los insultos que le lanzaba. Sabía que el odio de Kate era porque Katrina las enfrentaba entre sí. Eran una vez juguetonas la una con la otra como cualquier otra hermana hasta que Katrina apartaba a Kate y llenaba su cabeza de tonterías. Alessandra esperaba que Kate viera la verdad antes de que este celoso la arruinara.
—Deberíamos bajar a la fiesta antes de que padre venga a buscarnos. Espero que siempre recuerdes que siempre te he amado, incluso cuando me insultas. Piensa lo que quieras sobre la atención. No será más un problema para ninguna de nosotras en unas pocas horas —dijo Alessandra, comenzando a bajar las escaleras.
—En unas pocas horas, haría su primer intento de escapar. No podía pasar de ser la marioneta de su padre a ser una para el hombre que él escogiera para ella. Su padre le dijo que eligiera cuidadosamente a los hombres que se le acercarían esa noche, pero él tomaría la decisión final.
—Kate resistió la urgencia de correr detrás de Alessandra y empujarla por las escaleras. Solo haría que su padre le gritara ya que había tantos invitados presentes.
—Alessandra tomó una respiración profunda y luego la soltó para calmarse antes de entrar a la multitud. Tan pronto como llegó al último escalón, sintió ojos sobre ella.”
—Mi hija está aquí —dijo Demond en voz alta para que los hombres lo supieran—. No había ninguna otra mujer presente en su hogar o incluso en el pueblo que pudiera rivalizar con Alessandra. Sabía que iba a tener una gran noche con ella. No te escondas en un rincón y sonríe, Alessandra. Parece que quieres estar aquí.
Alessandra fingió una sonrisa, haciendo que los lugares habituales de sus mejillas dolieran. Pensó que para estas alturas estaría insensible de lo a menudo que tenía que sonreír.
—Hay muchos hombres geniales aquí pidiendo tu mano ya. Marqués Simón está aquí y ya ha pedido un baile. Asegúrate de tratarlo bien. El hombre está forrado y no tiene padres que le molesten sobre cuánto gasta en su esposa o familia. Si fallas en impresionarlo, todavía tengo unas cuantas opciones —dijo Desmond—. El duque Collins está aquí.
Alessandra dirigió su atención hacia la puerta de entrada, donde la multitud estaba más interesada en la persona que llegaba. No pensó que su padre tendría éxito en hacer que el duque se presentara cuando el duque detestaba a su padre.
—Duque Collins —anunció alegremente Desmond sobre la multitud—. Se abrió paso entre sus invitados para acercarse a Edgar. Este era el hombre con quien quería que Alessandra se casara. La riqueza que Edgar Collins tenía a su nombre haría que nunca más tuviera que preocuparse por el dinero.
—Barón —saludó Edgar al viejo—. Tan solo la vista de Desmond le irritaba. Si no fuera por el rey obligándolo a asistir esta noche, estaría en casa escuchando a su mayordomo hablar de platos.
—Fue muy amable de su parte visitar mi hogar. ¡Alessandra! —Desmond la llamó para que fuera a saludar al duque.
Edgar no tenía interés en conocer a la hija del barón. —Ahorra palabras, barón. Sabes por qué estoy aquí. Tráeme la información que necesito y no me hagas perder el tiempo.
—Por supuesto —respondió Desmond, empujando a Alessandra hacia adelante—. Pero no te vendría mal tomar una bebida y-.
—No estoy aquí para tomar una maldita bebida —Edgar agarró el cuello del barón, sin importarle la reacción de la multitud observando cada uno de sus movimientos—. Si me has llamado aquí para entretener a tus invitados, te veré colgar a primera hora de la mañana.
—Lo siento —dijo Desmond mientras sus pies se balanceaban en el aire.
El sonido de alguien resoplando interrumpió el momento, y para Desmond, fue un golpe bajo ya que era su propia hija quien se reía de él.
Alessandra colocó su mano derecha sobre su boca para ocultar su sonrisa. Era difícil resistirse a reírse al ver a su padre siendo levantado en el aire por el hombre a quien tan desesperadamente quería que estuviera aquí. Sus ojos se encontraron con los del duque antes de apartar la mirada.
Alessandra se dio la vuelta para dejar a su padre y al duque solos para que pudieran terminar de hablar. La aparición de Edgar presentaba la oportunidad perfecta para que ella saliera y disfrutara del aire fresco. La fiesta apenas había comenzado para ella y ya necesitaba alejarse de todos en ese momento.”
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