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  3. Capítulo 979 - Capítulo 979 979
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Capítulo 979: 979 Alegría De La Vida Capítulo 979: 979 Alegría De La Vida Editor: Nyoi-Bo Studio —Las tradiciones en el Continente Sur son realmente distintas a las nuestras —comentó maravillada Audrey mirando el sombrero adornado con una pluma en la caja de regalo—: Pero coincide con mi gusto.

La segunda mitad de su respuesta fue parcialmente genuina y parcialmente por cortesía.

Por un lado, encontraba el trabajo de confección sobre la pluma similar a una obra de arte, y, por otro lado, su estilo le parecía muy obvio y extremo.

No era algo que ella usaría como accesorio.

Eso era similar a cómo ciertas personas se verían interesadas en artículos con patrones únicos y misteriosos al visitar ruinas antiguas.

Dedicarían un sinfín de elogios al verlos, pero rara vez comprarían objetos similares para colocarlos en sus casas o usarlos como accesorio.

Klein sonrió en respuesta: —También hay marcadas diferencias entre las mismas tradiciones del Continente Sur.

Balam Este es completamente diferente de las Tierras Altas, y las Tierras Altas son completamente diferentes del Valle del Río.

Por supuesto, también tienen similitudes, como su adoración al oro.

Creen que ese metal posee poderes mágicos —al hablar, señaló la pluma en la mano de Audrey —: La leyenda dice que las personas que usan este tipo de accesorios reciben las bendiciones de la serpiente emplumada, o, en otras palabras, de Muerte.

Le insinuó a Audrey cómo podría usar la pluma.

Como 6ª Secuencia de la ruta del Espectador, Audrey captó fácilmente lo que su interlocutor quiso decir.

Comprendió que el accesorio del sombrero le permitiría recibir una respuesta de la llamada “Muerte” en momentos críticos, pudiendo provocar ciertos efectos.

En cuanto a cómo debería usarlo, era un conocimiento básico en misticismo.

Audrey tenía una base sólida y no precisó que el Sr.

Dwayne Dantès lo explicara en detalle.

Sonrió levemente sin mostrar sus dientes y dijo: —Realmente me gusta.

Lo usaré en situaciones apropiadas.

«Nada mal.

Es tan fácil hablar con los Espectadores…» Pensó Klein sonriente mientras señalaba la puerta—: Aún tengo regalos para repartir.

—Será la persona más bienvenida aquí hoy —respondió Audrey con una sonrisa, expresando su gratitud con un eufemismo.

Mientras tanto, se sintió un tanto molesta.

Dudaba que pudiera encontrar una oportunidad para informarle al Sr.

Mundo, quien estuvo envuelto en el suicidio de Cuarón, sobre Hvin Rambis.

Él había mostrado un profundo interés en el asunto, dedicándole gran importancia.

«Oh, ya casi es Lunes.

Lo dejaré para la próxima Asamblea del Tarot.

Será mucho más fácil comunicarse allí cuando llegue el momento…

También podré buscar el consejo del Sr.

Colgado y el de Madame Ermitaño sobre cómo sobrellevar mi situación actual, especialmente el problema de estar atenta ante las señales y el hipnotismo de un Beyonder de Alta Secuencia.

Después de todo, no siempre podré rezarle a Sir.

Loco con antelación para recibir la bendición de un ángel…

Pensándolo con cuidado, semejante capacidad de hipnotismo es realmente aterradora…

Seguir instrucciones ajenas sin darme cuenta…» La mente de Audrey estaba inundada de pensamientos, burbujeando constantemente Eso la hizo sospechar que muchas personas en la alta sociedad de Backlund fueron hipnotizadas alguna vez, actuando de una manera que violaba sus verdaderas intenciones y voluntades.

Además, también se dio cuenta de algo.

Cada vez que sus padres asistían a misa en la Catedral de San Samuel, el encargado de los ritos no sería otro que el arzobispo de Backlund.

Y para ocupar ese puesto, ¡definitivamente tenía que ser un semidiós de la Iglesia de la Nocheterna!

«A veces, Su Gracia incluso nos visita en persona para conversar con nosotros…

¿Acaso con esos encuentros busca evitar ciertas situaciones?

¿Fue por eso que la hipnosis de Hvin Rambis en mí no pudo alcanzar su máximo potencial?» Audrey observó a Dwayne Dantès salir de su oficina.

Después de cerrar la puerta y sentarse detrás de su escritorio, tomó una pluma estilográfica y garabateó sin pensarlo.

Dando rienda suelta a sus pensamientos, el trozo de papel blanco se llenó de círculos entrelazados.

Pudo ver que había una cara con ojos fríos y líneas dispersas.

Tras dar un vistazo, Audrey se tensó.

Inmediatamente usó su espiritualidad y la fricción entre los elementos para encender el papel, convirtiéndolo en cenizas.

¡Su dibujo aleatorio había reflejado, en cierto sentido, sus verdaderas emociones y pensamientos!

Y para cualquier buen Psiquiatra, interpretar imágenes como esas era una habilidad básica.

Por lo tanto, Audrey no dejó rastros de sus garabatos.

Después de un tiempo, Klein entregó todos sus regalos y conversó con algunos directores en la sede de la fundación.

Finalmente, entró a una habitación donde directores de medio tiempo como él solían descansar.

Tomó un bolígrafo y papel, se sentó en un sofá y tras cierta reflexión comenzó a escribir: “Estimado Sr.

Azik” Mientras estaba en el Continente Sur, Klein le escribió sobre la obtención del 0-08 por parte de Adán y sobre su exitosa venganza contra Ince Zangwill con la ayuda de Leonard y Daly.

Luego convocó al mensajero a través del silbato de cobre y envió su carta al Sr.

Azik aún dormido.

Sin duda, seguía sin recibir respuesta alguna hasta la fecha.

Klein no estaba preocupado por mencionar a Adán y al 0-08 en la carta, porque el Ángel de la Imaginación definitivamente sabía de su relación con el Sr.

Azik.

Y compartir vivencias con alguien familiar no generaría ninguna reacción excesiva.

Esta vez, la carta de Klein no incluía nada extraordinario.

Con una sonrisa y una escritura amable, compartió los detalles sobre la fundación de becas que Audrey y los otros directores le comentaron.

Al final de la carta, escribió: “…Este es un asunto realmente significativo.

Me hace sentir satisfecho y feliz.

Sr.

Azik, ¿sentiría usted lo mismo?” “Cuando despierte, quizás puedas intentar establecer algo similar.

Cada vez que reviva, podrá ver a los niños que recibieron su ayuda en el pasado.

Cuando eso suceda, aunque usted probablemente no los recuerde a ellos, ellos definitivamente lo recordarán a usted…” Después de concluir la carta y dejar la pluma estilográfica, Klein la leyó cuidadosamente una vez y al confirmar que no había ningún problema, hizo sonar el silbato de cobre, convocó al mensajero esquelético y permitió que se llevara la carta.

Después de eso, salió de la Fundación Caritativa de Becas de Loen con su ayudante de recámara, Enuni.

Se trasladó a la cercana Catedral de San Samuel y rezó en silencio durante quince minutos en la serena y oscura sala de oración.

Como siempre, Klein fue hasta la caja de donaciones y depositó un fajo de efectivo por valor de 80 libras.

Aprovechando esta oportunidad, se topó con el Obispo Elektra y conversó con él tras escuchar su sermón.

Eso también sirvió como un anuncio sobre el regreso de Dwayne Dantès a la Iglesia.

En cuanto a los regalos, descartó entregarlos directamente ya que estaba dentro de la catedral de la Diosa.

En lugar de eso, el Mayordomo Walter naturalmente entregaría los regalos correspondientes en las residencias de los obispos, en privado.

*** A la hora del té vespertino, Klein siguió su horario y salió de su residencia en el nro.

160 de la Calle Böklund para dirigirse a la casa del Dr.

Aaron.

Richardson ya les había informado por la mañana, recibiendo el permiso necesario para la visita.

Esta vez Klein no solo se encontró con el Dr.

Aaron Ceres, sino que también se reunió con su esposa, Wilma Gladys, conociendo también al recién nacido y a sus hermanos y hermanas que eran unos años mayores.

—Qué lástima que no pude estar en la fiesta de nacimiento de, eh…

Klein deliberadamente hizo una pausa y esperó con éxito a que Wilma Gladys respondiera “Will” con una sonrisa.

Reorganizó sus palabras y dijo: —Desafortunadamente, no pude participar en la fiesta de cumpleaños de Will debido a mi viaje a Balam Este…

Le traje un amuleto muy popular por allí.

Hace que los niños tengan buena suerte.

Mientras decía eso, le entregó el accesorio dorado al Dr.

Aaron.

Aaron Ceres no era un hombre bueno con las palabras.

Aceptó el regalo amablemente y asintió: —Gracias —después de eso, sostuvo la cuerda y colgó el amuleto dorado en el cochecito de bebé a su lado.

Sacudiéndolo levemente, preguntó—: Will, ¿Te gusta?

Envuelto en seda plateada, el bebé regordete levantó el brazo, lo balanceó y apartó el amuleto dorado.

Pareció rechazarlo…

Instantáneamente el estado de ánimo en la sala de actividades se volvió un tanto incómodo.

Klein se rio entre dientes y rompió el silencio: —Es una reacción común en cualquier niño.

En ese momento, una sirvienta se acercó con la bandeja de tres capas para el té, lo que permitió a los anfitriones y al invitado cambiar el tema de conversación, restaurando el ánimo del lugar a la normalidad.

Mientras Klein bebía su té negro, acompañándolo con algunas masas finas, comenzó a hablar sobre todo tipo de costumbres interesantes en Balam Este y en Balam Oeste.

Tanto la pareja como sus otros dos hijos estaban intrigados por su viaje, ya que le hacían preguntas de vez en cuando.

En medio de todo esto, Klein de repente se volvió hacia el cochecito de bebé y preguntó con una sonrisa: —¿No pareces disfrutar mi regalo?

Cuando habló, nada anormal le sucedió a la pareja y al resto de las personas en la sala de actividades, seguían mirándolo atentamente.

En la ilusión creada por Klein, ¡seguía relatando los detalles de su viaje!

Will Auceptin, de brazos carnosos, se burló al decir con una voz infantil: —¿Cuál es el punto de llegar con este tipo de regalos?…

Bien podrías regalarme algo de Gwadar.

¡Al menos eso se puede beber!

Klein sonrió mientras sacudía su cabeza, luego contestó: —Tengo algunas noticias para ti.

Ouroboros fue herido por una persona en particular y probablemente no podrá continuar buscándote por el momento.

No se atrevió a mencionar el nombre ni el título de Adán.

Ni siquiera lo pensó, temiendo que el líder de la Orden Ermitaño del Crepúsculo lo notara; descubriendo así la ubicación de la Serpiente del Destino Will Auceptin.

En cuanto a una descripción como “El hermano de Amón”, Klein optó por evitar usarla temporalmente.

No sabía si Amón aún estaba en Backlund, o si la mención frecuente del nombre del Ángel del Tiempo resultaría en un encuentro del destino.

Sin embargo, Klein creía que la Serpiente del Destino probablemente adivinaría quién logró herir al Ángel del Destino.

Ya que los únicos que permanecían activos en el mundo real y tenían un nivel más alto que Ouroboros eran Amón y Adán.

Utilizó la expresión “persona particular” para eliminar la posibilidad de que su contraparte asumiera el asedio de varios ángeles o el uso de Artefactos Sellados de Grado 0.

Will Auceptin guardó silencio por un momento y respondió: —Te dije que la desviación en tu destino era algo bueno a largo plazo.

Después de intercambiar información, Klein estaba a punto de disipar la ilusión cuando de repente escuchó que Will Auceptin bromeó: —Oh, de repente tengo antojo de Gwadar, especialmente Gwadar helado.

—¡Bebidas como esas no son buenas para un bebé!

—exclamó Klein con una mirada seria mientras disipaba la ilusión, extendiendo su mano para recibir la copa de helado que le había entregado una sirvienta.

Luego, bajo la vigilancia de Aaron y Wilma, se sirvió un poco del helado con una cuchara plateada y bromeó sonriéndole al bebé: —Will, ¿Quieres un poco?…

¿Quieres un poco?

Madame Wilma se echó a reír de inmediato: —Nuestro Will no disfruta de eso.

Justo cuando terminó de hablar, Klein se metió la cuchara de helado en la boca.

—¡Waaa!

El bebé en el cochecito dejó escapar un fuerte grito de inmediato.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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