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  3. Capítulo 645 - Capítulo 645: Éxtasis abrumador
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Capítulo 645: Éxtasis abrumador

Día Setenta y Uno…

~~*****~~

Jane se encontró en la cúspide de un abismo placentero, tambaleándose en el borde de una sensación tan intensa que amenazaba con escaparse de sus labios en un gemido apasionado.

—Nate… Aah~ Aah~ Uhm~ —el gemido de Jane reverberó dentro de la oficina de Nathan. El dulce juego de su lengua lamiendo y saboreando sus pliegues le brindaba un placer abrumador.

Temerosa de que los hombres de Nathan pudieran escuchar algo, apretó los dientes contra su propio brazo, usándolo como un silenciador improvisado para sofocar el sonido de éxtasis creciente que escapaba continuamente de su garganta.

Sus ojos se cerraron con fuerza en respuesta al placer abrumador que recorría su cuerpo, y gotas de sudor se formaron en su frente mientras luchaba por mantener la compostura.

El toque de Nathan era a la vez tierno y eléctrico, mientras que sus hábiles dedos dividían suavemente los delicados pliegues de Jane, revelando el centro exquisito de su deseo. Sus labios descendieron con un beso suave y prolongado sobre su punto más sensible, provocando un sacudón de placer que atravesó su cuerpo. Jane estaba abrumada por la intensidad de las sensaciones que se extendían por todo su ser.

En ese momento electrizante, Jane luchaba por creer que esto estaba ocurriendo realmente. Las atenciones apasionadas de Nathan la llevaban al borde del éxtasis, y ella se encontraba entregándose al delicioso tormento que él le estaba infligiendo. Su boca juguetona parecía devorar su sexo con una ansia que igualaba su propia pasión.

—Oh dios… Nate! Aaah~ Aaah~ —el cuerpo de Jane se retorcía bajo su toque. Su gemido y la respiración pesada resonaban en sus oídos como una dulce melodía. Él se sentía más motivado a hacerlo bien y brindarle placer.

La devoción de Nathan hacia su placer no tenía límites. Mientras sus labios y lengua continuaban su danza sensual en su clítoris, añadió una nueva capa de estimulación. Su pulgar comenzó a acariciar su clítoris con un toque experto, provocando suaves gemidos de placer. Simultáneamente, insertó hábilmente un solo dedo dentro de su entrada ansiosa, avivando aún más el ardiente deseo que ardía dentro de ella.

Las sensaciones combinadas de su boca, su pulgar y su dedo crearon una sinfonía embriagadora de placer que Jane no podía resistir. Su cuerpo se retorcía y convulsionaba con gozo, y su respiración se aceleraba mientras se entregaba al tormento dichoso que Nathan estaba orquestando.

Como respuesta al intenso placer que recorría su cuerpo, Jane arqueó la espalda, echando la cabeza hacia atrás en un despliegue desenfrenado de éxtasis. Sus dedos encontraron el camino hacia sus propios pechos, y los apretó con firmeza, amasando y provocando su propia carne sensible.

—Nate… por favor —Jane lo imploró con una urgencia que resonaba en su voz, sus palabras cargadas de una fuerte mezcla de deseo y anhelo.

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No podía contener el intenso deseo que la había atrapado, y su desesperación era evidente. La necesidad de Jane hacia él era un fuego abrasador, un dolor que irradiaba por todo su ser.

—Uhm~ te necesito… Tómame ahora —imploró una vez más.

Sintiéndose vacía, Jane sabía exactamente lo que ansiaba en ese momento. Su cuerpo y su corazón clamaban por Nathan, y necesitaba que él llenara el vacío que la había hecho sentir incompleta.

Nathan, incapaz de resistir su sincera súplica, se vio abrumado por la profundidad de su deseo. Sin dudarlo, se desabrochó rápidamente los pantalones, con su propia necesidad igualmente evidente. Se posicionó entre sus piernas, con su mirada fija en la de ella, ardiente de lujuria. Mientras se arrodillaba frente a ella, sus manos tomaron sus piernas, levantándolas sobre sus hombros.

Sus miradas permanecieron conectadas, un entendimiento silencioso pasó entre ellos. Los dedos de Nathan encontraron su rígida longitud, guiando la punta hacia la entrada de su vagina. Con un movimiento lento y deliberado, comenzó a deslizarse dentro de ella, centímetro a centímetro, saboreando la electrizante sensación de que sus cuerpos se convertían en uno.

Era un momento de profunda intimidad, donde sus deseos se fusionaron en un crescendo de placer, y se entregaron a las poderosas corrientes de su pasión compartida.

Mientras los fervientes embestidas de Nathan se aceleraron, las caderas de Jane respondieron instintivamente, levantándose del superficie bajo ella para encontrar cada movimiento suyo. Sus cuerpos se movían en perfecta armonía, una danza rítmica de deseo y anhelo que los dejaba sin aliento. La habitación parecía desvanecerse mientras se perdían en la euforia de su conexión íntima.

Cada embestida enviaba ondas de placer recorriendo el cuerpo de Jane, y ella gemía con cada electrizante colisión de sus deseos.

—Aaah~ Aaah~ ¡Siiii~ tan bueno~ Me estás volviendo loca, Nate~

Sus dedos, ahora húmedos de anticipación, trazaban los contornos de sus pechos, y sus uñas rozaban sobre sus pezones endurecidos, intensificando las sensaciones que recorrían su cuerpo.

Mientras tanto, la virilidad de Nathan respondía ansiosamente al embriagador espectáculo ante él. Mientras contemplaba a Jane, su excitación aumentaba como una marea implacable, acelerando su corazón y su respiración. La imagen de ella, perdida en las garras del placer, era simplemente hipnótica, y despertaba un deseo ardiente en lo más profundo de él.

Los gemidos sensuales de Jane, como el canto de una sirena, envolvían a Nathan, encendiendo una fiebre de lujuria que corría por sus venas. Cada sonido suyo era un afrodisíaco, una melodía tentadora que alimentaba su hambre por ella. El gemido de su placer llenaba la habitación, un testimonio de la pasión desenfrenada que compartían.

Pero no solo eran los deleites auditivos los que capturaban a Nathan. Las sensaciones físicas eran igualmente embriagadoras. Las paredes aterciopeladas de su sexo agarraban su pene con una intensidad exquisita, enviando escalofríos de placer subiendo por su columna vertebral. Cada pulsación, cada contracción, era un testimonio de la profundidad de su conexión y del placer abrumador que compartían.

En ese momento, mientras sus cuerpos se movían en perfecta sincronía, Nathan se transportó a un reino de éxtasis donde el tiempo parecía detenerse. Cada sensación, cada sonido, cada toque estaba intensificado, y ambos se dejaron llevar por la tormenta de deseo y satisfacción, perdidos en el apasionado abrazo al que se habían entregado.

Ambos estaban consumidos por el intenso calor de sus deseos, atrapados en un abrazo apasionado que trascendía lo físico. La entrega de Jane a los placeres de su unión era un testimonio de la profunda conexión que compartían, una conexión que los dejaba completamente cautivados por el éxtasis abrumador del momento en que sus deseos se fundieron en un crescendo sensual que los dejaba jadeando por más.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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