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Capítulo 598: Deseo Ardiente
Día Sesenta y Siete…
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{ Flashback… }
Jane esperó pacientemente a que Vicente regresara. Probó el vino que trajo el camarero. Unos minutos después, la droga hizo efecto. De repente, se sintió mareada y le dolía la cabeza intensamente.
Pensó que se había emborrachado por el vino tan fuerte. Pero no tenía idea de que le habían echado algo en la bebida. Decidió ir al baño y lavarse la cara. Esperaba poder despejarse después de hacerlo.
Sin embargo, al llegar a la entrada del baño, se desmayó. Jane no supo quién la agarró y la llevó a la habitación.
No sabía cuánto tiempo había dormido. En el momento en que despertó, se encontró acostada en una cama. La incomodidad seguía allí. El dolor le palpitaba.
Sus ojos recorrieron el lugar. Podía decir que estaba en una habitación de hotel.
«Quizás esta sea la habitación de Nate», pensó Jane para sí misma. «¿Pero dónde está él?»
Jane sentía calor y sed. Necesitaba beber agua. No sabía por qué sentía ese tipo de incomodidad.
Se bajó de la cama lentamente para buscar a Vicente. No pasó mucho tiempo antes de que sonara el timbre.
¡Ding Dong!
Al escucharlo, Jane fue hacia la puerta. Al abrirla, vio a un empleado del hotel sosteniendo y ayudando a Vicente para que se mantuviera de pie. Él parecía borracho. Tenía las mejillas sonrojadas. Pero sonrió en cuanto vio a Jane.
—El señor Sparks se emborrachó, señora —le informó el empleado antes de entregárselo.
Jane sostuvo a Vicente mientras lo guiaba hacia adentro de la habitación. Caminaban hacia la cama cuando, de repente, Vicente la agarró y la empujó contra la puerta.
Antes de que pudiera reaccionar, él levantó su barbilla y estrelló sus labios contra los de ella. La besó con hambre. La mente de Jane quedó en blanco y su cuerpo se paralizó por un momento. Era la segunda vez que Sizzling August le robaba un beso.
Y esta vez no fue un simple roce en los labios. Él la devoraba, mordisqueando su labio superior. Le sujetó el rostro y apoyó su cuerpo contra el de ella. Era muy brusco mientras la besaba con fuerza. Parecía una bestia hambrienta, ansiando ese beso.
Jane quiso apartarlo pero, por alguna razón desconocida, su cuerpo no le respondía. Su temperatura subía cada vez más y sentía la necesidad de ser tocada y besada por él.
«¡Espera! Algo no está bien conmigo. ¿Por qué me siento así? ¿Estoy drogada?» Jane finalmente se dio cuenta de que algo no cuadraba en su cuerpo.
No podía resistirse a él. Al contrario, deseaba más que ese beso. Jane empezó a responderle con la misma intensidad.
Él no dejó de besarla. Sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo. Jane gimió dentro de su boca cuando él le tomó los pechos y los amasó a través de la camiseta.
Pronto, él se separó, rompiendo el beso. Pero sus labios siguieron dejando besos desde la mandíbula hasta el cuello. Ella jadeó cuando lo sintió desgarrando su ropa.
Cuando quiso darse cuenta, ya le había quitado la ropa de arriba, dejándola desnuda. Le arrancó el sujetador de forma brusca, tirándolo al suelo mientras su boca atrapaba uno de sus pechos.
Jane se sentía tan indefensa. Su mente quería detener esto pero su cuerpo anhelaba a él y a su contacto.
—Nate~ —gimió su nombre.
Al oírlo, él se volvió aún más agresivo. Jane ya no pudo resistir su deseo. Le ayudó a quitarse la ropa. Su cuerpo necesitaba el contacto piel con piel.
Al quitarle la camiseta, él atrapó su otro pecho, lamiendo y chupando su pezón tan fuerte como si quisiera extraerle todo. Por alguna razón desconocida, él era tan brusco y agresivo, como si hubiera estado privado de esta intimidad física por mucho tiempo.
Jane solo pudo dejarse caer de espaldas sobre la puerta y echar su cabeza hacia atrás, dándole más espacio para acceder a sus pechos desnudos. Sentía la humedad entre las piernas. Estaba excitada y palpitante. El calor le removía las entrañas.
Un poco incómodos en esa posición, ambos se movieron. Él la jaló hacia la cama y la empujó. Su espalda cayó sobre el suave colchón. Él se subió encima de ella.
Se detuvo un momento y ella encontró su mirada. Pudo ver el deseo ardiente en sus ojos. Sin saberlo, el mismo sentimiento se reflejaba en los ojos de ella.
En ese instante, supo que ya no podía detener lo que iba a pasar. Le estaba entregando su virginidad a Sizzling August, su viejo amigo virtual al que recién había conocido en persona.
Sus dedos descendieron mientras él le bajaba el cierre del pantalón, sin apartar la mirada de su rostro. Cuando logró desnudarla por completo de arriba a abajo, volvió a atrapar sus labios.
Hundió la lengua en su boca, explorándola por dentro. Sus lenguas lucharon y se lamieron mutuamente, profundizando aún más el beso.
Las palmas de él encontraron sus pechos otra vez. Los pellizcaba y apretaba mientras mordía sus labios y los chupaba con fuerza. Jane sintió el placer abrumador extendiéndose por todo su cuerpo. La incomodidad que había sentido antes se desvanecía poco a poco. Su mente estaba dominada por esas maravillosas sensaciones.
Cuando terminó de devorar sus labios, él bajó el rostro. Le mordió el cuello y succionó su piel, marcándola con mordiscos de amor. Lo hizo varias veces en diferentes partes de su cuello y hombros.
Jane solo pudo cerrar los ojos y gemir. Sus dedos se aferraban a su cabello. Pronto, sintió cómo él le abría las piernas y algo duro le tocaba el estómago. Fue entonces cuando se dio cuenta de que él también estaba desnudo.
—¡Aaaah! —gimió fuerte cuando él la reclamó de un solo empujón. Sintió el dolor cuando su polla dura la invadió por dentro. No estaba preparada para eso.
«¡Maldición! ¡Es enorme!», pensó Jane para sí misma.
—Despi— ¡Aah! —Jane no pudo terminar sus palabras cuando él embistió con fuerza dentro de ella, sin importarle si sentía dolor o no. Solo sentía la necesidad de penetrarla.
«Es tan brusco», pensó Jane mientras una lágrima caía por la comisura de sus ojos.
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